Oportunidades para un mejor Centro Olímpico

El Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, corazón deportivo de la capital dominicana, debe ser más que un conjunto de instalaciones para la práctica atlética.
Puede y debe ser un pulmón urbano, un conglomerado funcional de instalaciones deportivas y un parque integrado a la ciudad.
Cualquier intervención que se realice sobre este espacio debe partir de esa triple función, complementaria y esencial para una ciudad más humana, saludable y ordenada.
Durante décadas, el Centro Olímpico fue objeto de un proceso de arrabalización que erosionó su dignidad arquitectónica, paisajística y funcional.
Lo que fue concebido como un espacio amplio, limpio, verde y abierto, fue perdiendo armonía y coherencia por una sumatoria de decisiones improvisadas o mal orientadas.
En más de una ocasión fueron eliminadas valiosas áreas verdes para levantar estructuras que muy bien pudieron haberse construido en otro lugar.
En nombre del deporte fueron sacrificadas zonas que hacían posible la convivencia entre lo construido y lo natural.
En el contexto de la preparación para los XXV Juegos Centroamericanos y del Caribe Santo Domingo 2026, se presenta una oportunidad única para rectificar el rumbo.
Por eso, tranquiliza y genera confianza saber que el Comité Organizador de los Juegos ha asumido ese predicamento y junto a ellos también muchos dominicanos comprometidos.
El Centro Olímpico debe preservarse no solo como símbolo deportivo, sino como espacio vital de la ciudad. Que vuelva a ser un lugar de encuentro familiar, de práctica segura del ejercicio.
Que al mismo tiempo albergue eventos internacionales de primer nivel, pero que también permita correr, caminar, respirar y contemplar.
El rescate del Centro Olímpico, si se hace con visión y compromiso ambiental, puede marcar un antes y un después en la manera en que concebimos nuestros grandes espacios urbanos.