A partir del inicio del siglo XVI llegó a la isla el nuevo gobernador, frey Nicolás de Ovando, que vino acompañado, en esta aventura, por los diversos representantes de los estamentos reales y políticos del gobierno español.
Apenas diez años después del traslado de la ciudad a la ribera occidental del Ozama, llegó a la ciudad un hijo del Almirante Cristóbal Colón llamado Diego, nombrado virrey de todos los territorios descubiertos. Había contraído nupcias con doña María de Toledo, sobrina del rey Fernando.
En poco tiempo la ciudad creció con nuevas construcciones necesarias para el desarrollo de la vida citadina. Muchas de esas nuevas edificaciones pertenecían a familias nobles. Así sumadas a las vías de comunicación, plazas, mercados y sitios de culto, surgieron las viviendas suntuosas.
Estas nuevas mansiones fueron erigidas en uno o doble nivel, utilizando una escala arquitectónica en donde la dimensión es monumental y cuenta con espacios para desarrollar nuevas funciones exclusivas para este tipo de vivienda como son, despachos privados, capillas familiares, varios aposentos, salas para el deleite musical y diversos tipos de actos sociales.
Vivienda andaluza
El esquema general deriva siempre de la vivienda andaluza del sur de España, la cual, a su vez, lo hizo de los esquemas de la vivienda grecorromana que recoge antiguas tradiciones en donde el jardín, la huerta y los estanques de agua se encuentran en patios interiores cerrados, en donde aparece, del mismo modo, el aljibe o pozo tradicional que en algunos casos no es compartido con el vecino, sino de uso exclusivo de la mansión.
Forma rectangular
El primer cuerpo de estas suntuosas residencias es de forma rectangular en sentido longitudinal a la vía de acceso. Usualmente de doble crujía en donde, en la primera, aparece un gran zaguán para proteger el coche tirado por animales, que sirve para el trasporte de la familia.
En el resto de la crujía y en la parte interior, se desarrollan funciones de recibo, comedores y las capillas, etcétera.
En la mayoría de los casos se producen uno o dos cuerpos de construcción anexados en los ángulos extremos del primero.
Son los llamados martillos, en donde se desarrollan funciones de alcobas, oratorios, salitas, etcétera.
En este segundo ambiente se creaba un patio interior, el que aparte de dotar de luz y ventilación a los interiores, servía para sembrar plantas medicinales y hierbas comestibles.
Existe usualmente un muro con arquería que divide esta zona con otra más al fondo, en donde se encuentran las cocinas y letrinas, así como espacio para árboles y arbustos. En esta zona también se colocaban las caballerizas, gallineros y dormitorios para el servicio.
Segunda planta
Este esquema general se repetía en una segunda planta en donde aparecería siempre, detrás del zaguán, la escalera de acceso al segundo nivel.
Los entrepisos son planos y están realizados sobre enormes vigas de madera que sostienen alfajías sobre las que se coloca el pavimento que puede ser de madera dura o de lozas de barro cocido. Las cubiertas son de doble pendiente para evacuar el agua lluvia.
En esta cubierta se utilizaban tejas planas.
Origen francés
En épocas más recientes se introdujo la teja curva, de origen francés. La iluminación y la ventilación se producen por medio de grandes puertas o ventanas, además del uso de balcones que pueden ser pequeños, prácticamente del ancho de la puerta y sostenidos por ménsulas de piedra o madera, cuando se proyectan al exterior las vigas del entrepiso.
Materiales
El material utilizado para la construcción de estas mansiones fue la piedra de sillería para los más acaudalados y de una mezcla de piedra y tapia en donde la primera se utiliza en los ángulos de la esquina o para resistir las cargas de los entrepisos y cubiertas.
El resto de la construcción se realizaba con tapia, así como con ladrillo. En otras entregas seguiremos abundando sobre las más emblemáticas mansiones de la ciudad virreinal.
Barandal del balcón
—Hierro y madera
El barandal del balcón de estas edificaciones puede ser de madera en los primeros periodos y de hierro a partir del siglo XVIII. En algunos casos el barandal es de tapia, cuando se trata de palacios de grandes personajes.
*Por MARÍA CRISTINA DE CARÍAS, CÉSAR IVÁN FERIS IGLESIAS Y CÉSAR LANGA FERREIRA