Toda encuesta por muestreo, cuando se diseña y materializa con el rigor estadístico que se requiere en términos de las buenas prácticas, se espera que sus resultados tengan la exactitud estadística deseada.
Sin embargo, en el proceso de recolección de los datos se presentan situaciones que pueden afectar la exactitud de las estimaciones, como son los casos de las no respuestas, que es el tema de esta entrega.
¿Qué se entiende por no respuesta en una encuesta?
Una encuesta, como estudio observacional, se compone de preguntas tipificadas, que se dirigen a una muestra de una población objetivo para medir o conocer algún aspecto de interés, como puede ser la intención de voto o cualquier otra variable.
En este sentido, las no respuestas son de las amenazas que pueden afectar las estimaciones. Visto esto, las ausencias de respuestas se clasifican en dos categorías, que son: 1) la ausencia por unidad; y 2) ausencia por elemento medible. La ausencia por unidad ocurre cuando la persona incluida en la muestra no ofrece información para ninguna de las preguntas consignadas en el cuestionario.
Por su parte, la ausencia por elemento ocurre cuando la persona incluida en la muestra no ofrece información para algunas de las preguntas del cuestionario o cuando el entrevistador, voluntaria o involuntariamente, omite alguna pregunta.
Razones del que rehúsa responder
Las razones que explican las ausencias de respuestas en las encuestas son muchas, entre ellas, las más frecuentes, son: 1) el objetivo de la encuesta, hay personas que tienden a no responder encuestas que consideran violan su privacidad o secreto en determinados temas; 2) la cantidad de preguntas contenidas en el cuestionario, alegan que no tienen tiempo para responder tantas preguntas; 3) el tiempo que consume responder la encuesta, que va de la mano con la razón anterior; 4) los entrevistadores y su presentación, hay entrevistadores que no despiertan confianza para concederle una entrevista presencial o telefónica; 5) la técnica de recolección de datos, algunas provocan más ausencias de respuestas que otras, entre las de más bajas tasas de respuestas están las que se realizan por redes sociales y correos electrónicos; 6) el diseño y diagramación del instrumento de recolección de datos; 7) la unidad de muestreo seleccionada no está disponible durante el día de la encuesta; 8) la hora de la visita o llamada para la entrevista, hay momentos en el día que muchas personas no están disponibles para responder una encuesta; 9) falta de conocimientos sobre los temas de la encuesta; y 10) la negatividad a cooperar con la encuesta, hay personas que son apáticas con las encuestas.
Efectos de la falta de respuestas
Las ausencias de respuestas, en cualquier caso, puede afectar la exactitud de las estimaciones estadísticas, llegando, incluso, a invalidarlas.
Cuando las ausencias de respuestas se producen en las unidades de muestreo, entonces se afecta el tamaño de la muestra, lo que automáticamente se traduce en un aumento del error de estimación. Además, en los casos de ausencias parciales de respuestas, para esas variables también se reduce el tamaño de la muestra y, por consiguiente, aumenta el error de estimación.
Cabe destacar, las ausencias de respuestas en las encuestas, cuando se ignoraran o manejan de manera inapropiada, se convierten en importantes sesgos que invalidan las estimaciones estadísticas.
Las no respuestas es un tema que debe contemplar el diseño de la encuesta, hay que prever su ocurrencia y tener un plan de acción al respecto. En este sentido, la prevención inicia con el cuestionario, que no sea largo y que esté bien elaborado, sumado a una buena encuesta piloto que contemple todas las subpoblaciones.
Esto permitirá analizar la aceptación de la encuesta, el entendimiento de las preguntas, las reacciones de los encuestados, las habilidades de los encuestadores y, lo más importante, cuando se dispone de bases de datos de encuestas anteriores, se puede crear un modelo predictivo de ausencias de respuestas, que permitirá anticipar las acciones estadísticas para evitar sus efectos dañinos.
Las buenas prácticas en todo el proceso de la operación estadística que representa una encuesta, en especial en la fase de recolección de los datos, recomiendan documentar las no respuestas, y consignarlas en la ficha técnica, cosa que no hacen muchas de las firmas encuestadoras que publican encuestas.
Además, en los casos que se haya aplicado algún mecanismo de sustitución de unidades en la muestra original o se haya imputado alguna respuesta faltante o se haya hecho alguna estratificación posterior a la recolección de datos y la correspondiente ponderación de los resultados, también hay que consignarlo en la ficha técnica.
Quien realiza y publica hallazgos de encuestas está en el deber de ofrecer información sobre las no respuestas, y las acciones tomadas al respecto; no hacerlo puede ocultar una mala práctica o un engaño.
Por Dionicio Hernández Leonardo