La herida sigue abierta entre Jorge Posada y Pedro Martínez

La herida sigue abierta entre Jorge Posada y Pedro Martínez

La herida sigue abierta entre Jorge Posada y Pedro Martínez

Pedro Martínez

NUEVA YORK.— Jorge Posada no tiene ningún inconveniente al señalar a Pedro Martínez como un formidable lanzador. Pero no olvida, ni le perdona el episodio ocurrido en la postemporada de 2003, cuando Martínez empujó a Don Zimmer, un coach de 72 años, durante un altercado entre los Yanquis y Medias Rojas en la serie por el título de la Liga Americana.

En su libro “El Camino a Casa: Mi Vida con los Yankees” (”The Journey Home: My Life in Pinstripes”) publicado esta semana, Posada no se muerde la lengua sobre lo que piensa del pitcher dominicano que en enero fue elegido al Salón de la Fama del béisbol.

Martínez “es un gran deportista, pero un pésimo ser humano”, afirma Posada en el libro escrito junto a Gary Brozek.

Tras su elección a Cooperstown, Martínez contó que el incidente de 2003 se precipitó por un lanzamiento que golpeó a Karim García en la espalda. Sostuvo que Posada empleó un insulto hacia su madre.

Posada descarga su enojo de que su rival de los Medias Rojas diera rienda suelta a hablar sobre pelotazos en un momento cumbre de su carrera: “Le gusta y necesita la atención”, indica en el libro. En una entrevista reciente con The Associated Press, el ex receptor de los Yanquis se extendió sobre el tema.

“A Pedro Martínez lo respeté mucho hasta que él me falta el respeto y él se cree que yo le falté el respeto”, dijo Posada.

“Yo no tengo nada que ver con él, no me importa si lo veo, si lo saludo. Una persona es que como si no existiera. Para mí, fue el mejor pitcher en las Grandes Ligas por un tiempo. Pero, obviamente, el béisbol hay que jugarlo de una manera”.

En su libro, Posada repasa su carrera de 17 años en las Grandes Ligas, todos con el mismo equipo en Nueva York con el que el puertorriqueño conquistó cuatro campeonatos de la Serie Mundial como parte de un grupo de peloteros que surgieron en el seno de la organización.

Posada relata el impacto que tuvo su padre, Jorge, quien salió de Cuba y luego se convirtió en escucha de equipos de Grandes Ligas.

También cuenta sobre el desafío de lidiar con las múltiples cirugías que su hijo, Jorge, debió someterse tras recibir un diagnóstico de craneosinostosis, un defecto que impide el crecimiento normal de la cabeza. Se guarda varios reproches hacia Joe Girardi, el manager en sus últimos años con los Yanquis.

Mientras consideraba al predecesor Joe Torre “como un padre”, Girardi fue nada más que un manager.

El texto plasma la fuerte personalidad de Posada, su tenacidad para tener una carrera en la que acumuló un promedio de .273, 275 jonrones y 1.065 carreras impulsadas.

“Yo nunca fui el pelotero que era superdotado, siempre tuve que esforzarme y buscar la forma de entrar en el lineup”, dijo Posada “No fui estrella desde chiquito.

Fue algo que deseaba más que los demás ý por eso llegué hasta donde llegué”. No le gustó el estilo indirecto de Girardi, que le informaba mediante mensajes de texto si le tocaba jugar como receptor o primera base.

Después de 1.574 juegos como receptor, el pasar a la tarea fija de bateador designado en 2011 —su última campaña— fue un golpe a su orgullo.

El libro generó titulares cuando Posada, al ser entrevistado por el canal de televisión CBS, manifestó que jugadores involucrados en casos de consumo de sustancias dopantes no debería entrar al Salón de la Fama.

Posada dio marcha atrás y Alex Rodríguez informó que había recibido una disculpa de su ex compañero de equipo —por medio de un mensaje de texto. Después de perderse una temporada completa al purgar la sanción por dopaje más larga en la historia, A-Rod reapareció este año y con nueve jonrones se ha colocado en el noveno lugar de la tabla histórica.

Posada dice que se alegra por Rodríguez: “Se ve que esté está donde debe estar, que es un parque de pelota. Es lo que él más quiere en el mundo. Se ve contento con todo”.



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