Si nos llevamos del adagio que dice: “somos lo que comemos”, entonces debemos prestar atención a todo lo que llevamos a la boca. Lo cierto es que si elegimos cuidadosamente los alimentos podríamos mantenernos saludables.

Una alimentación balanceada aporta más energía física y mental, además de que elimina molestias que con el tiempo pueden convertirse en crónicas. También ayuda a prevenir y retrasar la aparición de enfermedades hereditarias.

Como recomendación general está elegir variedad de alimentos. Preferir productos naturales y, si es posible, orgánicos, de variados colores, y en porciones controladas. En Internet puedes ver la página www.planmiplato.gov, que es parte de www.choosemyplate.gov del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, donde puedes aprender mas sobre tipos de alimentos y sus propiedades.

Está demostrado por diversos estudios sobre diabetes, artritis, dolor crónico y otras enfermedades crónicas que, dependiendo de la alimentación y la actividad física, los pacientes pueden mejorar sus dolencias con más rapidez y menos inconvenientes que solo utilizando medicamentos.

Beneficios comprobados de una alimentación rica en antioxidantes y grasas sanas son la reducción de la inflamación de articulaciones y abdomen, menos dolores de cabeza, migrañas, ataques de asma. Aumentar la resistencia del estómago a las úlceras y el sistema inmunológico para combatir infecciones y virus.

Los antioxidantes están en frutas y verduras de colores intensos. Es recomendado consumir entre 5 a 6 porciones de frutas y vegetales cada día.

En tanto, la grasa buena se considera de vital importancia para eliminar enfermedades como artritis, hipertensión, esclerosis múltiple, asma, entre otras. Las grasas sanas son las insaturadas que provienen principalmente de frutos secos y algunos pescados.