El trabajo de campo en las encuestas

El trabajo de campo en las encuestas

El trabajo de campo en las encuestas

Toda encuesta por muestreo requiere agotar una serie de etapas esenciales para garantizar datos de calidad y, en consecuencia, estimaciones objetivas y confiables. Una de esas etapas es el trabajo de campo, que es el tema de esta entrega, el cual, cuando se trata de entrevistas presenciales, hay que garantizar una correcta organización y administración.

Para organizar y administrar el trabajo de campo de una encuesta por muestreo, sin importar su finalidad, se requiere disponer de recursos humanos de calidad, recursos económicos suficientes y una buena logística para la operación.

En el caso de los recursos humanos, que son una pieza clave en todo el engranaje de la recolección de datos, para su reclutamiento hay que partir de una previa definición del perfil mínimo requerido para desempeñar una de las funciones que incluye la materialización de la encuesta, que son: entrevistador, supervisor de grupo, coordinador de supervisores, director general de trabajo de campo y cualquier otra posición que se quiera agregar.

Para la definición del perfil mínimo, hay que tomar en cuenta muchos factores, entre los que están: 1) la población objeto de estudio; 2) el nivel de complejidad del cuestionario; 3) el dominio de dispositivos electrónicos para los casos de cuestionarios digitales; y 4) el objetivo de la encuesta.

Luego, se procede con el reclutamiento del personal y el entrenamiento correspondiente, que debe ser teórico y práctico, con énfasis en la responsabilidad y el compromiso ético con que se debe asumir el trabajo. Aún en los casos de disponer de un personal fijo de planta para trabajos de campo, cada encuesta requiere un entrenamiento particular. En fin, el trabajo de campo es una etapa muy delicada; su ejecución no se le puede asignar a cualquier persona ni se puede banalizar.

Dionicio Hernández Leonardo

Imperdibles en una encuesta
¿Cómo garantizar el éxito del trabajo de campo? Todo investigador o investigadora debe tener bien claro que disponer de buenos recursos humanos y ofrecer un entrenamiento óptimo sobre los fundamentos de la encuesta no son suficientes para garantizar datos de calidad y el éxito de la investigación, también se requiere una correcta organización y administración del trabajo de campo, que incluye la formación de los grupos de trabajo y la logística operativa. Sobre la formación de grupos, lo ideal siempre será un supervisor por cada entrevistador, con un máximo de cinco entrevistadores por supervisor.

De igual manera, hay que tomar en cuenta la asignación de entrevistas por entrevistador, que es una variable que está asociada a múltiples factores, entre ellos: 1) la complejidad del cuestionario, mientras más complejo sea menos entrevistas se debe asignar por entrevistador por día; 2) el número de preguntas que lo integran, mientras más preguntas más tiempo consume su aplicación y menos entrevistas se debe asignar por entrevistador por día; 3) la dispersión espacial de la muestra, mientras más distantes estén las unidades de muestreo más tiempo consume el entrevistador en desplazarse y menos entrevistas se debe asignar por entrevistador por día; 4) el perfil socioeconómico de las personas a entrevistar, mientras más alta es la clase social de la población a la que va dirigida la encuesta, más complicado es acceder a ella y menos entrevistas se debe asignar por encuestador por día.

Claves imperdibles
Uno de los aspectos esenciales para garantizar la calidad de los datos es la supervisión, que debe ser rigurosa, al estilo militar, ya que el supervisor es el responsable de que los entrevistadores bajo su mando sigan las instrucciones dadas en el entrenamiento, que no se salgan del perímetro que cubre el área de trabajo asignada, que mantengan la estandarización en la formulación de las preguntas y no introduzcan posibles sesgos con comentarios innecesarios o por no leer las preguntas tal y como están plasmadas en el cuestionario. Además, el supervisor es el responsable de garantizar que el trabajo se haga efectivamente, controlando que no haya injerencia de terceros en las entrevistas o manipulación de respuestas. En otras palabras, el supervisor es el encargado del control de la calidad de los datos en el campo.

Hoy, más que nunca, la población que sigue la publicación de encuestas por muestreo, en especial las de opinión y las preelectorales, debe tener cuidado a la hora de leer los resultados de una encuesta; hay muchos engaños y malas prácticas escondidas detrás de los datos.

Son pocos los investigadores y firmas encuestadoras que ofrecen información detallada de todas las fases de la encuesta.

En este sentido, siempre es recomendable informar sobre el trabajo de campo, en especial: el perfil del personal, su compromiso ético, entrenamiento, el aseguramiento de la calidad de los datos, la carga de trabajo asignada y la remuneración.
Por los planteamientos anteriores, desde este medio promovemos la creación de una cultura de transparencia y buenas prácticas en materia de encuestas.

*Por Dionicio Hernandez Leonardo



El Día

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