Días de ser prudentes

Días de ser prudentes

Días de ser prudentes

De este día en adelante parece conveniente que salgan a las calles y las carreteras quienes tengan que salir, pero con la neurona de la paciencia estimulada, con una dosis extra de urbanidad y en la mejor disposición de contar hasta diez ante cualquier contingencia.

La de esta semana no debe ser la última Navidad para nadie, pero hay gente que pone gran empeño en que así sea.
Una época alegre y festiva puede resultarle a alguien en una mala experiencia, pero no es lo deseable. Parece que hay, en cualquier época del año entre nosotros, demasiadas personas que pasan de una reunión de amigos en la que se comparten tragos, a una calle o carretera al volante de un vehículo de motor.

Esa “pauta cultural” tan extendida encuentra en los días navideños un incentivo extra. Y como nadie está en condiciones de saber cuándo tiene delante, al lado o detrás a un borracho, parece importante la multiplicación de la prudencia, tanto para beneficio de quienes suelen mantenerse sobrios, como de aquellos que salen a las vías públicas con facultades disminuidas por el alcohol.

Los daños causados a los otros sólo a veces pueden ser resarcidos por algún procedimiento previsto en las normas sociales o jurídicas. Las lesiones permanentes o las muertes jamás serán olvidadas, no importa que alguien pague, o crea que puede pagar por ello.