Apuntalar la paciencia

Apuntalar la paciencia

Apuntalar la paciencia

Todos quisiéramos estar de vuelta en la cotidianidad de nuestras respectivas áreas de desempeño, pero no es posible de momento. En ninguna parte del mundo ha sido retomada la normalidad social y económica.

Algunos ven en el inicio del proceso de vacunación, con lo poco que hasta ahora ha llegado a las manos de las autoridades, una lucecita que ha empezado a iluminar la oscuridad.
El ministro de Educación, Roberto Fulcar, a quien se le preguntó sobre algunas voces que se levantan para pedir la apertura de las escuelas para las clases en la modalidad presencial, respondió con cautela.

Dijo que se hará cuando las condiciones lo permitan, pero no descartó que ocurra este año. Esto es alentador.

Advirtió, sin embargo, que con la vuelta a las clases presenciales, o sin ellas, “nunca la educación volverá a ser como antes”. En cualquier caso, los procesos educativos formales serán mejores, si hemos entendido las palabras del ministro según la intención con la que fueron dichas en el Almuerzo de los Medios de Comunicación Corripio.

En menos de un mes el pueblo dominicano tendrá un año viviendo bajo un estado de excepción con más o menos restricciones de la libertad de tránsito y de empresa. El proceso de vacunación, que en algún momento tendrá que ser masivo, está llamado a propiciar la superación de este mal momento, no solo para los estudiantes y sus padres.

Lo que ocurre en Inglaterra, con un proceso de vacunación iniciado en diciembre pasado, es para el optimismo. De acuerdo con reportes de prensa, los casos de coronavirus han tenido una reducción significativa en la personas de edad provecta.

Todos, como llevamos dicho, quisiéramos estar de vuelta en la normalidad, no solo por la escuela y por la virtualidad a la que fueron arrojados millones, entre padres y alumnos, sin ninguna anticipación, pero ahora nos toca apuntalar la paciencia.



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