Frederich E Berges
Las últimas semanas han tenido al país en un sonambulismo, donde cada cual estaba sumido en un afán político que variaba desde el contertulio ocasional, hasta el activista 24/7.
Afortunadamente y a pesar de la ineficaz participación de las autoridades electorales, ha sido posible pasar la página electoral sin mayores interrupciones y traumas en la vida cotidiana Pasemos la página sin dejar de reconocer los procesos de reclamos, inconformidades y protestas, sus subsecuentes secuelas, y la recomposición política por venir.
Hoy nos toca arrancar de nuevo nuestros afanes, con mayor dedicación, no tan solo para recuperar las sinergias y tiempo perdido, sino para alcanzar nuestras metas con eficiencia, y así irnos preparando para enfrentar los retos que nos aguardan.
Nuestras autoridades públicas tienen por delante la conclusión del pacto eléctrico, el cual tiene dos vías: o seguir la que se trazó hace más de un año, o reenfocarse hacia el ataque frontal del fraude, robo, y evasión, verdaderos males, aun superior al desbalance en los términos de generación.
Por ahí viene un nuevo pacto social, en el cual se tendrá que analizar el código de trabajo, las relaciones laborales, la redefinición del plan de implementación de la seguridad social, la cesantía y el seguro de desempleo, todo ello como antesala a la reforma fiscal.
Otro tema es precisamente la reforma fiscal, comenzando por un profundo análisis del gasto, su composición, destino y objetivos, eficiencia y eficacia, para que una vez decidido en que la sociedad quiere gastar e invertir, dirigirnos al ingreso.
¿Qué queremos y hasta qué nivel: mayores ingresos indirectos, fáciles de recaudar pero injustos, o impuestos directos que graven las rentas y riqueza, pero más difíciles de gestionar?
Arranquemos de nuevo, al menos en la agenda económica, y enfoquemos nuestros esfuerzos en las tareas pendientes como antesala de las soluciones que todos reclaman.
