Santo Domingo.-Tras 14 meses que lleva abierto el Instituto Nacional del Cáncer “Rosa Emilia Tavárez” (Incart), los servicios que ofrece aún no están a su máxima capacidad, debido a que la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (Oisoe) no ha entregado la infraestructura y equipos de manera formal al Ministerio de Salud Pública.
Además, los proveedores de la red pública, como son los hospitales descentralizados, tampoco refieren los pacientes con las diversas patologías que se deben tratar en ese centro clínico de tercer y cuarto nivel.
Estos aspectos provocan que el hospital, con equipos de última generación, luzca prácticamente desolado, sin que las personas utilicen los múltiples beneficios para lo cual fue concebido.
Lo contrario a esto ocurre en el Instituto Oncológico Doctor Heriberto Pieter, donde ya la edificación queda pequeña para la gran demanda que tiene.
Desde junio de 2014 hasta agosto de este año el Incart ha recibido 530 pacientes con algún tipo de cáncer detectado. Es decir, allí recibe un promedio de 38 personas mensualmente afectadas de este mal.
Paradójicamente, ambas entidades, una pública y la otra privada, están ubicadas en la avenida Correa y Cidrón, a menos de un kilómetro una de la otra.
Estado crítico
Unas diez áreas presentan algún tipo de dificultad que impide que puedan funcionar. Tal es el caso del área de cirugía mayor, donde la Oisoe debe colocar las lámparas quirúrgicas de cada quirófano, también sellar todos los escapes de aire, e instalar el lavamanos a la entrada de esa unidad, así como varios detalles de terminación.
En tanto que la unidad de cuidados intensivos carece de cortinas separadoras, un lavamanos y otros accesorios. En el área de medicina nuclear los equipos nunca han sido encendidos ni puestos en funcionamiento y ya presentan deterioro.
Lo mismo ocurre con la resonancia magnética, donde el equipo no se ha podido habilitar debido que el magneto se quemó hace dos años, ya que no se le dio seguimiento después de su instalación, por lo que urge repararlo y volver a cargar el equipo con helio.
De los siete ascensores disponibles en la edificación cuatro estaban dañados y dos fueron reparados por la dirección del hospital, pero no cuenta con los recursos para arreglar los que faltan.
“…centros privados”
Catalina González, directora del Incart, dice que se está trabajando a muy baja capacidad y lo atribuye a que los pacientes del “Régimen Contributivo y Subsidiado del SeNaSa que acuden a la red pública de salud son referidos a centros privados”.
Y de inmediato, aclaró que con esto no se refiere al Instituto Dr. Heriberto Pieter, “que siempre ha hecho una labor y una función pública sin serlo, sino a centros privados que pertenecen a ese sector y no pertenecen a la red”.
De los 14 meses que tiene abierto el centro de salud especializado la oncóloga lleva ocho meses y reitera que no se está trabajando a su máxima capacidad porque “no le están mandando los pacientes de la red pública (los hospitales descentralizados), tenemos toda la posibilidad de recibir personas”.
Entre los hospitales que pertenecen a la red pública y que son descentralizados, mejor conocidos como de autogestión, están el Ney Arias Loras, Vinicio Calventi, Marcelino Vélez y el Profesor Juan Bosch.
Además de esta situación también le preocupa el hecho de que los equipos tecnológicos y sus garantías están a punto de vencerse este año y de ser así el Gobierno habrá perdido una gran parte de la inversión millonaria que hizo.
La galena no ofreció muchos detalles al respecto de la situación en la que este se encuentra, sino que se limitó a decir: “Esto era un programa de llave en mano, que la Oisoe aún no la ha entregado al Ministerio.
Estamos funcionando sin que todavía se haya hecho una entrega formal y yo estoy esperando que el nuevo director me conceda una cita para ponerlo al día”.
El Incart en la actualidad cuenta con una nómina de 544 empleados, entre administrativos y médicos, los cuales son pagados con la subvención de 19 millones que entrega el Estado mensualmente.
También tiene cuentas por pagar que rondan los 12 millones de pesos a la fecha.
“Nosotros tenemos un presupuesto que pasa de los cien millones de pesos para cumplir con la misión que tenemos en todo lo que es la oncología, su diagnóstico y tratamiento”, agrega la funcionaria hospitalaria.
Resalta que el número de los pacientes aumentó luego que instalaran la primera farmacia ambulatoria para los beneficiarios del Programa de Medicamentos de Alto Costo, pero no implica que con esto hayan aumentado los ingresos, porque los servicios se ofrecen completamente gratis.
“Las consultas son gratis, se están administrando los tratamientos sin costo alguno, poniendo nosotros los insumos, todo eso ha generado afluencia de pacientes”, dijo.
Sostuvo que trabajan con un déficit muy grande y que prácticamente “nos estamos dedicando a la compra de medicamentos, alimentación y otros insumos”.
Poco ingresos
Dijo que existen convenios firmados con las mayorías de las Administradoras de Riesgo de Salud (ARS) pequeñas y algunas grandes. Pero las principales, que son ARS-Humano y Universal, desde su llegada al hospital les envió una propuesta tarifaria y se reunió en varias ocasiones, pero todavía no se ha concretizado nada.
“La mayoría de los pacientes que vienen aquí pertenecen a esas ARS. Y si son pobres los exoneramos, puesto que no se pueden dejar sin servicios”, dijo.
Precisó que aunque no tienen un contrato firmado con ellas tan pronto les llega un paciente proceden a notificarles, porque ellas han dado la flexibilidad de aprobar los tratamientos del manejo de esos pacientes internos. “Lo que necesitan ellos lo están aprobando y lo están pagando, pero a la tarifa que ellos deciden.
Por lo general es muy baja la tarifa del hospital tradicional, pero no por eso vamos a dejar de ver a los pacientes”. Como no se ha firmado un convenio que favorezca a ambas instituciones, obviamente el paciente siempre tiene la información de que su seguro no está afiliado. Por venta de servicios a las ARS han recaudado 3.5 millones de pesos.
