El Día 
Ya era cuestionable que algunos juristas quisieran utilizar los medios de comunicación para dirimir disputas judiciales, especialmente cuando se trataba de litis entre particulares.
Ahora observamos una práctica que también es motivo de reflexión: convocar protestas frente a los tribunales para presionar.
Es como si lo importante no fueran las razones de derecho, sino la capacidad que tenga alguna de las partes para intimidar a los jueces.
Pero también hay otra lectura. Pareciera que no se confiara en que las razones de derechos son suficientes para obtener ganancia de causa.
Cualesquiera que sean las motivaciones, el fenómeno mueve a preocupación.
Siempre que un juez toma una decisión favorece a una parte y perjudica a otra. Impartir justicia no es un juego de relaciones públicas, ni un certamen de popularidad, por lo tanto el juez debe actuar con una venda muy opaca en los ojos y con el oído puesto en la razón y el Derecho.
Nuestro mensaje a los jueces es claro: tienen la sagrada responsabilidad de actuar conforme al derecho, no por presiones en los medios o las calles, ni las que provienen de poderes públicos o privados y mucho menos las que pudieran venir por complacencias, el pago de favores o haber recibido dádivas.
La Justicia debe actuar con absoluta libertad, sin presiones, y también con absoluta honestidad, solo regida por el Derecho.
