Las dunas de Baní

Las dunas de Baní

Las dunas de Baní

Dr. Rafael Molina Morillo, director de El Día.

Cuando Papá Dios hizo el mundo repartió a lo loco los diferentes materiales de que disponía: minas por allí, petróleo por aquí, bosques por allá, cataratas más acá, y así por el estilo. Pobló, a continuación, cada zona del planeta, con hombres y mujeres de diferentes características que nos ha permitido clasificarlos como negroides, asiáticos, blancos, mongoloides, esquimales, etcétera.

Tras hacer los repartos mayoritarios, le sobraron al gran Hacedor varios puñados de pequeñas etnias, a las que se propuso buscarles espacios adecuados.

En esta repartición de consolación cayó lo que sería después la República Dominicana, con sus 48 mil kilómetros cuadrados y varios micro-climas en miniatura, entre los cuales llama la atención el de las dunas de Baní, un pequeño desierto que espera su turno para ser explotado turísticamente.

Pero, aunque parezca mentira, Dios se equivocó y puso las dunas en el mismo territorio que había colocado a los dominicanos, expertos en dañar el medio ambiente para su exclusivo beneficio, en vez de mandar a esos malos dominicanos a robar arena al desierto de Sahara, en vez de hacerlo en las pobres dunas banilejas.

Moraleja: ¡mano dura contra los depredadores, sean quienes sean!



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