New York.-Por esta época el año pasado, el dominicano Gary Sánchez se perfilaba como el nuevo rostro de los Yankees, ya que el joven receptor venía de conectar 20 jonrones en sus primeros 51 juegos en Grandes Ligas en el 2016.

Pero fue Aaron Judge quien se robó el show al encabezar a la Liga Americana con 52 jonrones y ganar el premio Novato del Año de forma unánime.

Sánchez no tiene problemas con eso, pues el quisqueyano prefiere ser visto como uno más del grupo que tratará de arrebatarle el Este de la Americana a los Medias Rojas en 2018.

Tras una temporada sólida en su primer año completo en las Mayores, Gary le ofrece a los Yankees la garantía de saberse blindados detrás del plato.

“Ahora tenemos dos bestias en el lineup”, le dijo Sánchez al New York Post en diciembre tras la llegada del toletero Giancarlo Stanton a Nueva York.

“Quizás dos bestias y media conmigo”.

Sánchez bateó .278/.345/.531 con 79 anotadas, 33 jonrones y 90 empujadas en 122 juegos, abriendo 99 cotejos en la receptoría y 18 como bateador designado. Seleccionado al Juego de Estrellas, Sánchez lideró a todos los caretas de la gran carpa en carreras, jonrones, empujadas y slugging.

Bateó .208 (de 53-11) con tres jonrones y ocho empujadas en 13 juegos de postemporada. A pesar de perderse la mayor parte de abril con un tirón en el bíceps derecho, Sánchez impuso un récord con 33 jonrones para un receptor de la franquicia.

16 “passed balls” siendo junto a Yasmani Grandal, de los Dodgers, los peores de las Grandes Ligas.