“Hipólito Mejía nunca hablaba mentiras”   

“Hipólito Mejía nunca hablaba mentiras”   

“Hipólito Mejía nunca hablaba mentiras”   

Gurabo, Santiago.-Las ideas de “Cabuyita” siempre fueron las más sobresalientes de todos los niños de La Chichigua, Gurabo, en Santiago, tanto, que su madre estaba segura de que sería presidente de la República.

Desde pequeño fue un niño alegre, chistoso y “sin pelos en la lengua”.

Así recuerdan quienes conocen desde que nació al candidato presidencial por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Hipólito Mejía.

Todos los moradores de La Chichigua le llamaban “Cabuyita”, y aún hay quienes le dicen así, porque tenía una cabellera amarilla, larga y muy  lacia.

Cuando inició la escuela, Mejía iba en un burro, hasta que su papá, Hipólito de Jesús Mejía (Polín), le compró una bicicleta, la primera que hubo en la comunidad, y la que él compartía con sus amiguitos.

“Mi niño es bueno”

Llena de orgullo por su muchacho, doña “Cuca” abre las puertas de su casa para narrar las vivencias de la  infancia de Mejía.

Doña Julia Domínguez, Cuca, de 87 años, fue la persona que recibió a Hipólito en los brazos aquella madrugada del 22 de febrero de  1941 luego de Marina  traerlo al mundo.

“Él fue un niño que desde pequeño se notaba que iba a ser un hombre de verdad, porque todo lo que hablaba lo hacía con sinceridad. Él nunca hablaba mentiras”, asegura  doña “Cuca”.

Ella fue también quien alfabetizó a Mejía  cuando  tenía cinco años de edad.

Con un léxico admirable, doña “Cuca” cuenta que Hipólito siempre fue un niño cariñoso, estudioso y que se excusaba cuando le faltaba a alguien.

“Entre todos sus amigos, él era quien inventaba hacer las cosas más bien hechas”, recuerda la señora.

Mimado de “Mamá Belica”

El candidato presidencial es el mayor de  12 hijos. Quizás por eso y por su obediencia  fue el niño mimado de Isabel Díaz, “Mamá Belica”, como   llamaban a su abuelita.

A las 8:00 de la noche Mejía ya tenía que estar acostado, pues “Mamá Bélica era muy recta con la educación de su muchacho”.

Doña “Cuca” manifiesta que Hipólito siempre fue muy bueno con sus padres y adoraba a su abuela.

Narra que uno de los mejores recuerdos que tiene de la infancia de Mejía  fue un día que él dijo: “Mamá ven acá, todos esos libros que ustedes me han comprado vayan colocándolo en una gaveta para cuando hayan varios se los repartan a los niños que sus papás no puedan comprales”.

Ella está convencida  de que Hipólito Mejía  será otra vez presidente de la República.

Guapo desde niño

José Domínguez, de 66 años, sale del conuco, se lava las manos, llega hasta la galería de su casa y brinda asientos a los reporteros de EL DÍA para hablar de la calidad humana y política de Mejía. Él es primo del candidato y se criaron juntos.

“Yo no le digo a usted  que él es bueno y serio porque es familia mía, sino por los resultados, él es serio y lo demostró cuando fue Presidente”, sostiene.

Cuenta que el candidato presidencial fue una persona “guapa” desde pequeño, que no le teme a nada.

Salió desde Santiago

Hipólito vivió con su familia en una casa hecha de madera y cana, la que demolieron hace unos 50 años. Ahora sólo queda un platanar.

Él salió de Santiago cuando tenía unos 14 años para terminar el bachillerato en el politécnico Loyola, y luego voló hacia Carolina el Norte, en donde se graduó de ingeniero agrónomo.

Fue presidente en el periodo 2000-2004. Aspiró en las dos siguientes elecciones, pero no ganó.

Aunque han pasado ya décadas, Hipólito Mejía, conserva algunas de las características que lo identificaron desde niño, entre otras: chistoso y “sin pelos en la lengua”.



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