El Día 
Tú diste alegría a mi corazón que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.
En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado. Salmo 4:7-8
Dios me ha premiado con reír, disfruto todo en tiempo riéndome a plenitud, mi esposa, mis hijos y todas las personas que me rodean realmente me han dado mucho tiempo de alegría.
Pero cuando reflexiono en mi Dios, brotan lágrimas de mis ojos de alegría, siempre en los momentos que mi alma está seca, viene con su palabra y llena de regocijo mi alma. ¡Alegría, alegría, alegría!
Muchos buscan la felicidad por numerosas vías, pero la mejor alegría es la que podamos encontrar en Dios, el que la busca la halla. Cuando Dios pone su gracia en el corazón que se humilla, lo llena de felicidad.
Mi espíritu se regocija en Dios. Qué alegría produce vivir confiado en Dios, es una seguridad profunda que llena al hombre, no hay temor ni envida, pues su consolación te limpia de todo pecado.
El salmista dice que crear una mayor alegría, que cuando aumento del maíz y el vino. El vino y el aceite pueden deleitar pero no cumplen para saciar el alma, Dijo Thomas Watson.
Tus consolaciones alegraban mi alma. No hay tanta diferencia entre las comodidades terrenales y celestiales, como entre un banquete que se come, y uno que está pintado en la pared.
Hay alegría de momento, pero la de Dios es eterna. Podemos disfrutar gratuitamente de esa alegría suprema de Dios. Como de meollo y de grosura será saciada mi alma. Y con labios de júbilo te alabará mi boca, Salmos 63:5.
La alegría y la satisfacción que Dios suministra te puede haces vivir en paz y confianza.
