Usos y abusos de las encuestas

Usos y abusos de las encuestas

Usos y abusos de las encuestas

La encuesta por muestreo, como método científico, tiene múltiples usos en el quehacer empresarial, gubernamental, no gubernamental y político.

Pero, también se abusa de dicho método, como se muestra en esta entrega.
El carácter científico del muestreo estadístico, y su uso intensivo, adquirió gran importancia al finalizar la Segunda Guerra Mundial (1945).

En este sentido, la economía de mercado y la instauración de regímenes democráticos en los países en la segunda mitad del siglo XX favorecieron el desarrollo y perfeccionamiento de técnicas y métodos estadísticos aplicados al marketing de productos, el marketing político, el control estadístico de calidad, las evaluaciones de impacto, la planificación y puesta en marcha de políticas públicas en el ámbito económico y social, etc.

Un ejemplo memorable del buen uso de la encuesta en el marketing político ocurrió en la campaña electoral presidencial de John Fitzgerald Kennedy en Los Estados Unidos, en 1960, en la cual se inauguró el muestreo probabilístico que, además de usarse para medir la preferencia electoral, también sirvió para medir otras variables de interés en el mercado de votantes.

En esa ocasión Kennedy contrató los servicios profesionales del estadístico Louis Harris que, empleando muestreo probabilístico en los diferentes segmentos del mercado electoral, usó la encuesta para orientar la campaña que llevó a Kennedy a ganar las elecciones.

En República Dominicana, conforme a una investigación documental realizada por la periodista Angela Peña, publicada en el Periódico Hoy del 31 de marzo de 2008, las encuestas preelectorales iniciaron en 1965 con una consulta realizada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para averiguar por quién votarían los dominicanos. Pero, es a partir de las elecciones de 1974 que las encuestas preelectorales tienen su inicio formal y permanente.

En esas elecciones, el desaparecido periódico La Noticia contrató los servicios del Centro de Investigación y Mercadeo Social (CIMERS) para medir las preferencias de los electores en Santo Domingo.

A partir de ese año, en todos los procesos electorales del país, hasta en las elecciones de gremios, academias y clubes sociales, las encuestas han estado presentes.

Al respecto, son muchas las firmas encuestadoras locales y extranjeras que accionan en el país; algunas con alto nivel de credibilidad; otras, de dudosa reputación, incluyendo las firmas fantasmas.

En las elecciones presidenciales del 2000 fueron tantas las encuestas y falsas encuestas que se publicaron, con resultados muy disímiles, que se le bautizó como “Guerra de las encuestas”, lo cual representó un golpe bajo a su credibilidad.

La publicación de encuestas falsas, sumado a las manipuladas y las mal diseñadas, constituye un abuso de la encuesta como método científico.

Dionicio Hernández Leonardo

Es preciso destacar que son naturales y comprensible las dudas que despiertan las encuestas, ya que los seres humanos, por naturaleza, tenemos temores y cierta aprehensión de todo aquello que pretenda predecir el futuro.

Esto alimenta el debate y es aprovechado por los mentirosos para confundir o crear falsas percepciones. Siempre se ha dicho que las estadísticas no mienten, lo cual es una gran verdad, pero también es verdad que en todo proceso electoral hay alguien que miente con estadísticas y encuestas falsas o maquilladas.

De hecho, esta acción deleznable no es nueva. Es oportuno recordar que el libro de estadísticas más leído tiene como título, en inglés: “How to Lie with Statistics” (1954), cuya traducción al español es “Cómo mentir con estadísticas”, de la autoría de Darrell Huff que, entre otras cosas, plantea que el lenguaje secreto de las estadísticas, tan atrayente en una cultura que se apoya en los hechos, en ocasiones se abusa de ellas para causar sensación, deformar o confundir.

¿Cómo darse cuenta cuando una encuesta es falsa o arreglada?
En las encuestas preelectorales, que son las que despiertan más cuestionamientos, la verdad es difícil saberla. Sin embargo, hay detalles que dan pistas para creer, no creer o dudar, entre ellos: 1) cuando la encuesta publicada no tenga una persona responsable que dé la cara; 2) cuando la firma no tenga un domicilio conocido o tenga un supuesto domicilio fuera del país; 3) cuando no se explique con claridad el diseño de la muestra; 4) cuando la publique un partido político, un equipo de campaña o una persona interesada; 5) cuando la muestra tenga un error de estimación muy significativo; 6) cuando no se informe acerca de la pregunta que se formuló en la recolección de los datos; 7) cuando no especifique la población objetivo ni cómo se construyó el marco de muestreo para seleccionar la muestra; 8) cuando no se explique el método de muestreo empleado; 9) cuando no se informe el perfil del personal que realizó la recolección de los datos ni los controles para asegurar la calidad; y 10) cuando no se explique cómo se hizo el procesamiento de los datos ni cómo se elaboraron las estimaciones publicadas.

*Por Dionicio Hernandez Leonardo



El Día

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