El Día 
Nueva vez los dominicanos, tanto en nuestro territorio como en el extranjero, dieron una muestra de civismo y responsabilidad ciudadana al acudir a las urnas a elegir de manera ordenada su gobernante y de este modo garantizar el derecho a exigir un gobierno transparente, justo, apegado a las leyes, que atienda las necesidades fundamentales de la sociedad.
Sin importar el resultado de quién saliera electo de la contienda, el gran ganador es el pueblo, el cual demostró que apuesta por la democracia y al orden.
Si bien se evidenciaron incidentes y brotes de ira, desespero y falta de respeto a la ley electoral y al conglomerado, hay que decir que también estuvo la firmeza del organismo electoral para hacerse respetar y poner en cintura a cada cual.
Es penoso que en algunos aspectos nuestros políticos hayan retrocedido con relación a procesos que creíamos superados.
Nos felicitamos como pueblo, felicitamos a los ganadores porque supieron unir voluntades, capitalizar los errores de su oponente y llegar a la tan deseada victoria, especialmente para un hombre como Danilo, que tuvo que levantarse de las cenizas tras la derrota de 2000 y se creció como político, pero porque también aprendió a sonreir, mueca facial que va a necesitar mucho en lo adelante.
En especial pienso que hemos de saludar la gigantesca labor realizada por el equipo de trabajo de Hipolito Mejía y el PRD, partido que tuvo que enfrentar los vientos encontrados de dos tempestades: la propia de una contienda electoral y la feroz que aún mantiene a lo interno.
