Una sociedad muy desigual

Una sociedad muy desigual

Una sociedad muy desigual

Celedonio Jiménez

El crecimiento de la desigualdad es un grave problema actual. Entidades internacionales han echado el grito al cielo por la existencia de este problema.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) a través de su Informe Social del Mundo 2020, señala que “la desigualdad en el mundo sigue aumentando y se sitúa en máximos históricos”.

El sociólogo Stephan Lessenich, en su reciente libro “La sociedad de la externalización”, al hacer referencia a un informe de la agencia internacional “Oxfam”, señala que en la actualidad las 80 personas más ricas del globo disponen de la misma cantidad de recursos materiales que toda la mitad más pobre de la población mundial”(2019, pág. 21).

En la República Dominicana se han dado algunos pasos destinados a enfrentar la desigualdad; pero los mismos son infinitamente insuficientes para aminorarla. Igualmente hay que apuntar que la concepción que ha fundamentado dicho enfrentamiento ha estado marcada por el asistencialismo y el clientelismo.

En nuestro país converge una gran variedad de factores estructurales para apuntalar nuestra manifiesta desigualdad socio-económica.

Esta desigualdad no se da por escasez o por merma en el crecimiento económico. Se da como producto de la existencia de un sistema de desigualdad estructural y socialmente organizado.

La desigualdad es un fenómeno socialmente construido en que el beneficio de unos pocos se da en base al perjuicio de una mayoría.

Según la Encuesta Continua de Fuerza de Trabajo, del Banco Central de la República Dominicana, correspondiente al año 2020, el 10% de la fuerza de trabajo con menos ingreso monetario, percibía un ingreso monetario promedio de RD$ 52,826 al año, en tanto que el 10% de la fuerza de trabajo con mayor ingreso, percibía un ingreso promedio de RD$ 795,964 al año.

Este dato apenas constituye un botón de muestra de nuestra honda inequidad en los ingresos y en el consumo de bienes y servicios.

Si en nuestro país comparáramos la renta recibida por los componentes de las clases propietarias, con la renta de las clases pobres y de sus capas presentadas como “vulnerables”, podríamos verificar las enormes disimilitudes e injusticias reinantes en nuestra sociedad.

Por ejemplo, según la Unidad Asesora de Análisis Económico y Social, del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo de la República Dominicana, en el 2017 el 20% poblacional con más ingreso de renta anual, superaba 9.9 veces el ingreso del 20% con menos ingresos.

Por su lado el coeficiente de Gini, índice para medir desigualdad en una sociedad, nos habla de un incremento de inequidad en el país, al pasar de 0.450 en el 2016 a 0.457 el año siguiente (misma fuente citada).

La dura realidad de desigualdad que vivimos tiene culpables, tiene responsables, tiene beneficiarios.

Es tarea pues de todos los que aspiramos a una sociedad constituida por ciudadanos que aunque diferentes sean iguales, evidenciar e interpelar a esos culpables.



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