El presupuesto de la nación del próximo año, que comenzará a conocerse muy pronto, debe por necesidad mejorar las partidas que se le asignan al deporte.

No es justo que año por año el deporte vea como sus representantes, honorables senadores y diputados, al igual que el Gobierno, lo dejan de lado, ignorando su importancia en la sociedad en general.

Con esa actitud, hecha ya una costumbre, desconocen por completo la tremenda contribución y responsabilidad que tiene el deporte con todos los sectores de la sociedad.

No creo que nuestros insignes legisladores lo hagan por desconocimiento, lo aprueban así, porque ese sector desde hace años ha perdido su capacidad de presión en los círculos de poder.

Eso se debe a que muchos miembros de la cúpula deportiva nacional se benefician de una u otra forma del Gobierno, por lo que se les hace muy difícil asumir por lo menos una posición medianamente crítica.

El deporte no puede ni debe seguir navegando en un mar de miseria por falta de protección económica, no puede estar supeditado al “medalaganarismo” de sus autoridades, pero tampoco seguir atado a dirigentes que anteponen sus intereses particulares a los generales.

El Ministerio de Hacienda está difundiendo los folletos “A comprender el Presupuesto y “Presupuesto Ciudadano 2016”, que deben ser leídos, por lo menos por “arribita” , por los “jorocones” del deporte incrustados como lapas en los máximos organismos, y que desde hace tiempo solo figurean y hablan pendejadas.

Ya es hora de que se aprieten los cinturones o se vayan a hacer otra cosa, para que luego, aunque la expresión resulte muy machista: “no lloren como mujeres lo que no supieron defender como hombres”.

Esta es una tarea que no puede permanecer más tiempo sin ser enfrentada, y quien tenga miedo que busque “un perro prieto”, porque ya es tiempo de que se identifiquen las cosas como son: “al pan pan, y al vino vino”.

El más interesado en mejorar el deporte debe ser el propio presidente Danilo Medina, porque este es un sector que produce buenos resultados, con una modesta inversión.

Señor presidente: “Haga suyo lo que nunca se ha hecho”. ¡Ya!