Respuesta a Chaljub Mejía

Respuesta a Chaljub Mejía

Respuesta a Chaljub Mejía

Aunque no conozco personalmente al señor Rafael Chaljub Mejía, sí sé de su larga trayectoria por una mejor patria, sin que comparta algunos de sus medios de lucha.

En su reciente columna en ese periódico titulada “Sobre la situación en Venezuela” el señor Chaljub expresa una visión lamentablemente desfasada y contraproducente, primordialmente para la posición de izquierda que él defiende.

Aunque reconoce que “una importante porción del pueblo (venezolano) está opuesta al gobierno” y que “en ellas (las manifestaciones) hay mucha gente del pueblo”, los descalifica y culpa (junto con la burguesía reaccionaria) de la violencia, mientras exime a la policía de las muertes ocurridas porque esta “no usa armas de fuego”.

–Es peculiar de la izquierda a ultranza dominicana enfocar la situación en Venezuela exclusivamente desde una teoría de conspiración de la derecha y del imperialismo, mientras hace caso omiso de hechos como, entre otros: la elección legislativa el 6 de diciembre de 2015, que otorgó a la oposición 2/3 de los escaños de la Asamblea Nacional (AN) con 7,726,066 votos, en contraste con los 5,622,844 votos que obtuvo el oficialismo; la designación de 13 magistrados principales y 21 suplentes -serviles al chavismo- al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), por los derrotados diputados oficialistas de la AN, el 23 de diciembre de 2015, pocos días antes de la entrega del poder a los nuevos diputados; la cancelación en octubre de 2016 del proceso de referendo revocatorio del mandato presidencial, sin justificación válida, después de haberse cumplido con las normas constitucionales y reglamentarias requeridas hasta ese momento; la no celebración de las elecciones para gobernadores establecidas para diciembre de 2016; y el despojamiento y usurpación de los poderes de la AN por sentencia del TSJ y el levantamiento de la inmunidad parlamentaria de los diputados, el 29 de marzo de este año.

A raíz de esas inconstitucionales sentencias del Tribunal Supremo de Justicia, la fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega, denunció, el 31 de marzo, la existencia de una “ruptura del orden constitucional”. Si bien el TSJ dio marcha atrás a dichas sentencias, el daño ya estaba hecho.

Con más de 50 sentencias del TSJ en contra de la AN y el Poder Ejecutivo legislando por decreto, la operatividad de la Asamblea Nacional ha sido básicamente anulada. Todo el poder está absoluta y efectivamente concentrado en el Ejecutivo; simplemente no hay ejercicio democrático alguno en Venezuela.

Es en este contexto que se han iniciado y multiplicado las manifestaciones multitudinarias que han ocurrido diariamente desde entonces en Venezuela, con el trágico saldo, hasta el día de hoy, de 56 personas fallecidas, cientos de heridos y miles de detenidos.

El gobierno ha perdido una buena parte de su legitimidad y el poder principal a su disposición es la represión.

Es por todo esto que el lúcido sociólogo venezolano de izquierda, Edgardo Lander, ha expresado recientemente que la izquierda a nivel global -y latinoamericana en el caso de Venezuela- ha tenido históricamente una dificultad de aprender de la experiencia y ha demostrado una solidaridad incondicional -acrítica- por el simple hecho de que existe un discurso de izquierda o porque haya que asumir una posición antiimperialista.

(Vea la entrevista a Edgardo Lander en el siguiente enlace: https://ladiaria.com.uy/articulo/2017/3/sociologo-venezolano-cuestiona-la-solidaridad-incondicional-de-la-izquierda-latinoamericana-con-el-chavismo/).

Una de las dramáticas consecuencias de esta actitud en la región -y en particular en nuestro país- es que ha hecho prácticamente imposible que por mucho tiempo se pueda pensar en una alternativa de poder liderada por la izquierda.

Por este comportamiento acrítico, entre otros factores, la izquierda dominicana ha sido minúscula, encontrándose hoy entre las especies en franca vía de extinción.

* Por Roberto Álvarez



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