RD, víctima de prácticas neocolonialistas

RD, víctima de prácticas neocolonialistas

RD, víctima de prácticas neocolonialistas

Teóricamente, los 193 países que forman parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tienen iguales derechos, cuestión que solamente se queda en estatutos y documentos, porque al momento de dilucidar intereses prevalecen los de las grandes potencias.

Naturalmente, esto cambia cuando a un Estado se le pasa por el prisma del análisis geopolítico, porque este lo distingue, entonces, a partir factores como el territorio, el espacio y su interrelación; la posición, en términos de centralidad y periferia; las escalas del espacio-territorio, y las redes, líneas y puntos dentro del espacio-territorio, entre otros.

Y es por eso que las naciones desarrolladas, además de hacerse aprobar e imponer las reglas internacionales en la política, el comercio, la salud, la inmigración y la diplomacia, ahora, algunas de ellas están recurriendo a prácticas neocolonialistas.

En el contexto anterior, de hecho, la República Dominicana volvió a ser víctima de ese recurrente comportamiento del orden mundial imperante, liderado precariamente por los Estados Unidos de América.

Uno de esos acontecimiento fue cuando la embajada de ese país acreditada en Santo Domingo compartió en su cuenta de Twitter un artículo que analiza el por qué es bueno que haya límites a los mandatos presidenciales.

Lo llamativo radicó que lo hizo en momentos que se intensifica el debate acerca de si el presidente Danilo Medina buscaría un tercer mandato.

También hace un par de semanas, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, informó que de acuerdo a una solicitud que hizo a la Comisión Europea para la Democracia a través del Derecho, conocida como la Comisión de Venecia, sobre la reelección, esta concluyó que “la reelección presidencial no es un derecho humano e impedirla no limita los derechos de los candidatos o de los votantes”.

Nadie mandaría mensajes de ese tipo a Washington, Londres, París, Pekín o Moscú, capitales de Estados que son miembros del Consejo Permanente de Seguridad de la ONU.

A ellos no se les puede dar un tratamiento de colonias, en vista de que los análisis geopolíticos los colocan en la cima del poder global.

El neocolonialismo se entiende como el mecanismo mediante el cual se utiliza el control y la fuerza indirecta para influir, controlar o someter a un territorio determinado con la finalidad de hacer valer los intereses de la parte dominante.

El antídoto contra esas prácticas neocolonialistas deberá fundamentarse en el pleno ejercicio de la dignidad y la identidad nacional, que hacen que reaccionemos frente a quienes se sienten con el poder perenne de dominación; y que luchemos aferrados a los lazos de pertenencia, de costumbres y de tradiciones, paridas a partir del 27 de febrero de 1844 cuando se proclamó la independencia de la República Dominicana.

Lamentablemente hay sectores en la sociedad dominicana que reniegan al interés nacional y caen en el relativismo para defender intereses particulares, colocándolos por encima de los colectivos del pueblo.

Hay que luchar incesantemente a la construcción de una sociedad de la esperanza, que inspire a las generaciones futuras y coloque los objetivos nacionales, la justicia y el bien común por encima de sus aspiraciones de grupos carentes de patriotismo.



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