La cita convocada del equipo nacional de baloncesto con el Dream Team siempre lució como una idea ¡fabulosa! En el aspecto técnico siempre hay mucho que aprender ante los mejores jugadores del mundo, aunque es lógico pensar que la no clasificación a los Juegos Olímpicos provocara un down entre manejadores, jugadores y seguidores del equipo, como en efecto sucedió.
Los bríos y el interés se dispersaron, aunque no se justifica la desidia excesiva.
El juego a casa llena, en Las Vegas (no La Vega), supone beneficios económicos, pero en el país ese es un tema prohibido, sólo lo manejan los dueños del equipo.
El otro gran renglón tenía que ver con la promoción del país puesto en televisión abierta en los Estados Unidos, y más allá, en un tope contra la selección más famosa del universo.
El equipo dominicano, sí dominicano, aunque no se vea por aquí, no lució a la altura de las circunstancias. No se justifica perder por 54 puntos (103-59). ¿En estos tiempos?
Un equipo que estuvo a un pellizco de meterse en Londres. Hubo más interés de fotografiarse con Kobe y Lebron que por honrar la franela nacional ¡Qué vergüenza!
La enseña dominicana quedó muy vapuleada, disminuida. Lo que fue una buena iniciativa, en el renglón imagen, en buen español, fue un papelazo. ¡Salió el tiro por la culata!
