¿Por qué Singapur domina las pruebas PISA?

¿Por qué Singapur domina las pruebas PISA?

¿Por qué Singapur domina las pruebas PISA?

José Mármol

Los singapurenses ataron su estrategia de desarrollo económico y social al logro de una educación pública y privada de excelente calidad.

En un artículo (El País, 12 de noviembre de 2016) del Premio Nobel Mario Vargas Llosa, publicado antes de dar a conocer los resultados de la edición 2015 de PISA, que se efectuó el 6 de diciembre, el escritor comenta los logros de esta pequeña isla de Asia, advertidos en su segunda visita.

Sustenta que el “milagro” singapurense se ha debido, antes que a su privilegiada ubicación geográfica, que facilitó en el siglo XIX el comercio con India y China, a políticas de Gobierno eficientes, que hicieron de la eliminación de la pobreza, el desempleo, el déficit habitacional y la corrupción, así como de una educación pública equitativa de altísimo nivel técnico y profesional, que absorbe todavía la tercera parte del presupuesto de la nación, sus más caros objetivos sociales.

En los seis días que pasó allí, “a todas las personas con las que estuve les pedí que me llevaran a ver el barrio más pobre de esta ciudad-Estado.

Y aquella maravilla, que he visto con mis propios ojos, es verdad: aquí no hay miseria, ni hacinamiento, ni chabolas, y sí, en cambio, un sistema de salud, una educación y oportunidades de trabajo al alcance de todo el mundo, así como una inmigración controlada que beneficia por igual al país y a los extranjeros que vienen a trabajar en él”.

Ese logro se debió, en gran medida, a su primer ministro entre 1959 y 1990, el dirigente de visión socialista, aunque de práctica autoritaria con dejos democráticos, Lee Kuan Yew.

En un libro maravilloso titulado “Identidad y violencia. La ilusión del destino” (2007) el Premio Nobel de Economía, nacido en la India, Amartya Sen, entre otras verdades innovadoras que derriban el supuesto de una superioridad intelectual, tecnológica y cultural de Occidente sobre Oriente, así como de la naturaleza engañosa del destino cultural y del apocalíptico “choque de civilizaciones” de Samuel Huntington, afirma que la atención que el budismo presta a la ilustración o el conocimiento (de hecho, buda significa iluminado) “y la prioridad que se le otorga a la lectura de textos, en lugar de dejarla en manos de los sacerdotes, pueden alentar la expansión de la educación”, como ha ocurrido en Corea, China, Tailandia, Sri Lanka y Birmania (Myanmar).

Cuando el libro “Sutra del diamante” se traduce del sánscrito al chino en el año 402 de nuestra era, y se imprime en el 868, se abogaba porque tuviera distribución universal gratuita Aunque es una idea discutible, porque también el islamismo alfabetiza a sus niños con los versos del Corán, no alcanzando siempre, debido a sectarismos, altos niveles de educación, lo cierto es que, por ejemplo, en Japón, país inspirador del llamado milagro del Asia Oriental, el Código Fundamental de Educación de 1872 declaraba la guerra al analfabetismo, y en 1868 esa nación tenía un índice de alfabetización mayor que Europa.

El líder Kido Takayoshi sostuvo que la cuestión central en el desarrollo era la educación o la falta de ella. En la primera década del siglo XX, Japón destinó el 43 % de su presupuesto a la educación, y al llegar a 1910, la educación primaria se había universalizado.

Zafándose de los dominios inglés y japonés, y siendo expulsada de la Federación Malasia, Singapur se independiza en 1965. Hoy llama la atención del mundo por su progreso socioeconómico común y porque sus muchachos alcanzan los más altos sitiales de excelencia en matemática, ciencia y lectoescritura en PISA. Es la educación, tonto…



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