Las notas pintorescas nunca faltan en un proceso electoral y el de ayer no fue la excepción. Cada municipio con la suya, como ocurrió en el Distrito Nacional con el expresidente Hipólito Mejía, que se presentó a votar en el colegio electoral correspondiente, pero se le había quedado la cédula en casa. ¡Qué barbaridad!

La ventaja
Desde luego, que a usted se le quede la cédula en casa en un día de tráfico aligerado y con el trato preferente que debe dársele a una persona como Hipólito no pasa de ser un hecho colorido de bajo impacto por la condición de expresidente, que es una ventaja capaz de amortiguar el efecto negativo, más bien para los medios de comunicación que para el protagonista.

Y lo curioso
Los que perdieron por un voto deben de estar jalándose los cabellos y los que ganaron por esta pequeña ventaja, en zozobra, como deben estar los empatados.