Municipalismo en renovación

Municipalismo en renovación

Municipalismo en renovación

Víctor Feliz

El sector municipal atraviesa un momento crucial con las elecciones programadas este año para todas las asociaciones municipalistas.

Estas asociaciones, que tradicionalmente han sido espacios de diálogo, cooperación y equilibrio entre diferentes fuerzas políticas y sociales, han visto cómo este balance se ha deteriorado en los últimos años.

El predominio del Partido Revolucionario Moderno (PRM) en el poder ha creado una dinámica en la que, cada vez más, las decisiones y la participación dentro de las asociaciones municipalistas se han concentrado en una sola fuerza política, reduciendo la pluralidad y generando tensiones dentro del sector.

Históricamente, las asociaciones municipalistas en el país han sido un pilar fundamental para el buen funcionamiento de los gobiernos locales.

En estas organizaciones, los alcaldes, regidores y otros actores locales, independientemente de sus afiliaciones políticas, podían reunirse para discutir y planificar el desarrollo de sus comunidades. Esto generaba un ambiente de cooperación que mejoraba la gestión de los recursos públicos, fortalecía la paz y el sentido de unidad dentro del sector municipal.

El equilibrio dentro de las asociaciones era esencial para que todos los actores tuvieran una voz, lo que fomentaba un mayor sentido de pertenencia y responsabilidad hacia las decisiones tomadas en conjunto.

Además, estas organizaciones sirven como centros de formación y desarrollo, asegurando que los servidores públicos municipales reciban capacitación adecuada en áreas clave.

Con el ascenso del PRM al poder, este equilibrio se ha visto amenazado. Al controlar una gran parte de los gobiernos locales, el PRM ha empezado a dominar muchas de las decisiones clave dentro de las asociaciones municipalistas, lo que ha llevado a una percepción de exclusión entre los partidos de oposición y otros actores políticos.

Este fenómeno ha generado una serie de desafíos para el sector municipal, ya que las asociaciones, que solían ser espacios de consenso, han pasado a ser vistas como plataformas controladas por una sola fuerza política.

Esta concentración de poder ha tenido varios efectos negativos. En primer lugar, ha reducido la participación efectiva de los partidos de oposición en las decisiones importantes que afectan a los municipios.

Esto ha debilitado el carácter inclusivo de las asociaciones, ya que muchas de las voces que tradicionalmente contribuían a la toma de decisiones han sido silenciadas o marginalizadas.

En segundo lugar, este dominio ha generado tensiones internas en muchas asociaciones, donde antes prevalecía el sentido de comunidad y cooperación.

El impacto de este cambio en la dinámica municipalista no puede subestimarse. La reducción de la pluralidad en las asociaciones ha afectado la calidad del diálogo y ha disminuido la capacidad de las organizaciones para abordar los problemas de los municipios de manera inclusiva y efectiva.

Frente a este panorama, las elecciones de este año en todas las asociaciones municipalistas representan una oportunidad clave para restaurar el equilibrio perdido.

Es crucial que se promueva un proceso electoral transparente y justo, donde todos los actores, independientemente de su afiliación política, puedan participar de manera equitativa. Sólo a través de la restauración de la participación inclusiva se podrá recuperar el sentido de unidad que una vez caracterizó al sector municipal.

El reto de las nuevas elecciones no sólo radica en cambiar los liderazgos, sino en recuperar la confianza de todos los actores en las asociaciones municipalistas como espacios de cooperación y consenso. Es fundamental que las organizaciones vuelvan a ser lugares donde todas las fuerzas políticas y sociales puedan reunirse para trabajar por el bienestar de sus comunidades.

El rescate de las prácticas tradicionales de diálogo y participación inclusiva es esencial para garantizar que el sector municipal recupere su carácter de «gran familia», donde cada actor tenga una voz y un rol en las decisiones que afectan a las comunidades.

Las asociaciones municipalistas deben volver a ser espacios donde prevalezca la cooperación y el consenso, lo que permitirá abordar de manera más efectiva los desafíos que enfrentan los municipios en áreas como la transparencia, la sostenibilidad y la participación ciudadana.

*Por Víctor Féliz Solano



El Día

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