El país sufrió por décadas los efectos de la desavencia entre sus líderes, lo que en cierto modo tuvo efectos en el desarrollo en diferentes índoles, con secuelas en el deterioro en servicios de salud y educación.
El problema de Haití se arrastra por años con su amenaza latente sobre la seguridad nacional.
Nadie puede atreverse a decir qué cantidad de haitianos ilegales hay en el lado dominicano, porque se incurre en especulaciones vanales.
La circunstancia actual favorece que el presidente Luis Abinader aglutine al liderazgo nacional en el peligro que constituye la inestabilidad política, económica y social que vive el pueblo haitiano, con la importancia de que todo el mundo se ha enfilado en la misma dirección para empujar por la conciencia de la comunidad internacional.
Haití, en lo inmediato, no tiene ningún impacto en el ámbito político y electoral, lo que ha servido para que el liderato nacional decidiera cerrar el mismo camino en la defensa de la integridad nacional.
Lo mismo con el narcotráfico
Los éxitos cosechados en la actual gestión contra el narcotráfico pueden servir de estímulo para que haya el nivel de conciencia en el país para erradicar este mal, lo que debe fortalecerse con el apoyo del liderazgo nacional a las autoridades y así evitar que esa práctica afecte más a la sociedad.
