Lunes de preguntas

Lunes de preguntas

Lunes de preguntas

Este lunes, en medio de un opaco llamado a huelga , tras un movido debate de fin de semana sobre el apocalíptico tema de la tarifa eléctrica, el fallo fallido de un tribunal y la convalecencia de mi vieja golpeada por el dengue, me ha dado con formular preguntas, todas  retóricas, por lo cual no espero ni reclamo respuestas.

¿Cómo es que diseñamos y aprobamos leyes – a veces en medio de cruentos y extensos debates congresuales- para después terminar pisoteándolas? ¿Por qué pervive entre nosotros una vocación tan marcada por la ilegalidad, como si existiese en esta práctica una extraña fascinación?

¿Por qué le cuesta tanto a los poderes públicos convertirse en paradigmas a seguir en cuanto al cumplimiento de la ley y la aplicación sin dobleces de las consecuencias? ¿Cómo explicar la presencia en los partidos políticos de tantas gentes sin ideología, con un pragmatismo prostituido y entrenadas para el asalto al erario?

¿Por qué los rentistas  odian con ardor las reformas tributarias y aman con pasión la consigna del 4%? ¿Cómo es que connotados evasores se visten de amarillo en la plaza si al día siguiente asistirán a una reunión clave con el asesor tributario para aprender a pagar menos impuestos?

¿Y qué decir de aquellos que desarrollan las artimañas más creativas del planeta para robarse la energía eléctrica mientras salen al ruedo pontificando sobre precios justos, equilibrio financiero y anulación del maldito subsidio?

¿Cómo es posible que ciertos capos de cuello blanco vivan de estafa en estafa al sistema bancario y, paralelamente, la emprendan contra la tasa de interés (la prefieren fijas), además de lanzar anatemas a la tarjeta de crédito, con la que pagaron odas anacreónticas la noche anterior creyendo que el dinero era gratis?

¡Cuántas poses!



El Día

Periódico independiente.

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