Los sesgos en las encuestas

Los sesgos en las encuestas

Los sesgos en  las encuestas

En el ámbito de las encuestas por muestreo, se denomina sesgo a la distorsión o defecto que puede ocurrir en la investigación que, cuando se produce, conduce a estimaciones incorrectas de los valores verdaderos de la población.

Los sesgos, que es el tema de esta entrega, se originan por dos razones fundamentales, que son: 1) por acciones deliberadas y antiéticas del investigador o investigadora; y 2) por desconocimiento o poco dominio de la materia.
La Estadística identifica dos fases en las que pueden ocurrir o ser introducidos sesgos en una encuesta, a saber: 1) en el proceso de selección de la muestra, y 2) en el proceso de medición de las variables.

Sesgo de selección: este tipo de sesgo se puede cometer en diferentes casos, como se muestra a continuación.

Caso 1: cuando una parte de la población objeto de estudio se deja fuera en el momento de la selección de los elementos de la muestra. Esto puede ocurrir, por ejemplo, cuando se utiliza como marco de muestreo un censo de población y viviendas con un alto error de cobertura, que se traduce en dejar sin probabilidad de selección a una parte importante de la población.

Esto explica por qué es importante que los censos de población y viviendas sean de buena calidad y alta cobertura, ya que son las bases de las encuestas de hogares.

Este tipo de sesgo también se presenta cuando la selección de la muestra se hace a partir de una subpoblación, que puede ser un directorio de personas que disfrutan de un determinado servicio o pertenecen a una determinada red social, dejando sin probabilidad de selección a quienes están fuera de esa subpoblación.

En este caso, para que las estimaciones tengan validez habría que probar la hipótesis de que no existe diferencia estadística significativa entre la estimación derivada de la subpoblación que se desea incluir en la muestra y la que se quedará fuera.

Caso 2: cuando el investigador o investigadora, de manera deliberada, selecciona una muestra de conveniencia a sus intereses o los de quien financia la investigación.

Caso 3: cuando no se hace una correcta delimitación de la población objetivo.

Caso 4: cuando hay una alta tasa de rechazo de la encuesta, que es muy común en las encuestas de opinión y las preelectorales, principalmente en la población de clase social media alta y alta. Esta situación también se presenta en las encuestas que contienen muchas preguntas, que requieren de un tiempo considerable para ser respondidas.

Caso 5: cuando la selección de la muestra se hace en un momento no apropiado. Esto suele ocurrir en las encuestas preelectorales, en donde muchos investigadores, con conocimiento previo o por desconocimiento, envían encuestadores a realizar entrevistas sobre preferencias partidarias o intención de voto a una determinada área geográfica donde el día de la encuesta hay alguna concentración o marcha caravana de alguno de los partidos o candidato de los que están en competencia.

Sesgo de medición: este tipo de sesgo, que es el más común en las encuestas por muestreo, ocurre cuando el valor de la estimación difiere del valor verdadero de la población por efecto directo de la pregunta y/o de la respuesta de la persona entrevistada, como los siguientes casos: a) por una incorrecta redacción de la pregunta que, de manera consciente o inconsciente, induce a responder en una determinada dirección; b) cuando la persona que hace la entrevista, con lenguaje verbal o no verbal, insinúa una determinada respuesta; c) cuando la pregunta es ambigua, o muy técnica, y la persona entrevistada no la comprende; d) cuando la persona entrevistada no recuerda la respuesta; e) cuando la persona entrevistada miente deliberadamente; f) cuando la persona que realiza la entrevista no lee la pregunta tal como está plasmada en el cuestionario; f) cuando las preguntas del cuestionario se organizan en un orden no apropiado, donde una determinada pregunta influye en las respuestas a las preguntas que están después.

En definitiva, en el marco de las buenas prácticas en materia de encuestas por muestreo, por respeto a la ciencia Estadística y al público que sigue las encuestas, hay que evitar los sesgos, ya que distorsionan la realidad.

*Por Dionicio Hernández Leonardo