
Mejoran la convivencia, fortalecen la relación, previenen la violencia, ayudan en el crecimiento individual y colectivo.
Establecer límites sanos en una relación de pareja es imprescindible para mantener la armonía, el entendimiento, la comprensión y la convivencia pacífica. Los límites son acuerdos que definen situaciones, abordaje y definición de roles que guían a esta pareja hacia una relación con sentido y propósitos.
Algunos límites son negociables y flexibles, como aquellos que fortalecen la relación y tiene que ver con el respeto y la confianza. Otros no son negociables, como los relativos a la violencia.
Ejemplos de límites de convivencia serían acordar el respeto mutuo por las amistades de cada cual y su posibilidad de encuentro sin la presencia del otro, el tiempo de conversar o salidas solos semanal o mensual, si hay hijos su búsqueda al colegio u otras actividades.
Estos límites se pueden revisar y variar o modificar a medida que pasa el tiempo, ya que las condiciones varían con el tiempo y circunstancias.
Para prevenir violencia, los límites son como reglas básicas porque protegen la seguridad física y emocional de ambos. Ejemplo sería no permitir desvalorizaciones, manipulaciones, control personal y/o económico, agresiones verbales ni físicas, insultos, amenazas, humillaciones, invalidación o minimización de sentimientos o cualquier tipo de contacto violento incluyendo el sexual.
En una relación de pareja, cada uno tiene que mantener su individualidad y autonomía aunque se tenga el proyecto común que es la familia. El respeto mutuo y la comunicación son vitales.