El Partido de la Liberación Dominicana está teniendo una verdadera sangría, que sigue sin detenerse. No puede pasar desapercibida la cantidad de importantes dirigentes que está abandonando esa organización, a veces con argumentos pocos entendibles.
A veces hay fenómenos políticos que tienen explicaciones tan simples, que ni siquiera se consideran para el análisis.
Parece que lo que ocurre en el PLD se enmarca en esos casos donde más que razones de fondo, son asuntos de forma. Abundan las quejas de indiferencia por parte del candidato presidencial peledeísta frente a dirigentes que se sienten merecedores de mayores atenciones. Así como suena, cosas de infantilidades o de egos.
Plaza de Santiago
Santiago pudiera ser la plaza electoral más golpeada por la salida de dirigentes de alto calibre en el PLD. Sin dudas que el mayor daño lo hizo Julio César Valentín, la contraparte que por años tuvo la figura de Abel Martínez en esa plaza.
Valentín se llevó prácticamente a toda la serranía de Santiago o las principales figuras de la municipalidad.
Abel Martínez tendrá que hacer uso de toda su capacidad y arraigo santiaguero para mitigar el daño que se le ha hecho en esa plaza. También tendrá que trabajar, él o toda la alta dirección de la organización política, para integrar al trabajo a los que aspiraron, pero que perdieron.
