Los hallazgos de las encuestas siempre despiertan interés en la población, en especial los que se publican en medios de comunicación. Sobre el particular, quienes siguen las encuestas deben saber que los resultados que arroja toda investigación estadística tienen una vigencia muy particular, que es el tema de esta entrega.
Para poner el tema en contexto, cuando se decide realizar una investigación estadística, ya sea un censo o una encuesta por muestreo, es porque existe interés en medir o conocer el comportamiento de una o más variables. Cuando se opta por un censo, y el mismo se hace con el rigor de las buenas prácticas en la materia, los resultados son verdaderos.
De esta manera, en un censo, un promedio, un porcentaje o cualquier otro indicador que se determine recibe el nombre de parámetro poblacional.
Si el investigador decide tomar una muestra de la población, entonces los resultados no serán verdaderos, sino estimaciones, que es una de las dos modalidades básicas de la inferencia estadística, que son: 1) el método de estimación de parámetros; y 2) el contraste de hipótesis.
Estos métodos se fundamentan en el conocimiento teórico de la forma de distribución de probabilidad del estadístico muestral utilizado como estimador del parámetro de interés, vale decir del valor verdadero de la población objetivo.
En la estimación de parámetros, por la naturaleza misma del muestreo estadístico, siempre existe un error de estimación que, para cualquier caso práctico, se define como la discrepancia entre el valor del parámetro, que arroja el censo, y el de la estimación de dicho parámetro, que arroja la encuesta.
Vigencia de los hallazgos
Los resultados que arroja una encuesta, dependiendo de las variables que se midan, tienen una determinada vida útil. Hay variables, comportamientos, estructuras y composiciones en la población cuyos cambios tardan mucho tiempo en variar significativamente, en muchos casos de un año en adelante.
De esta manera, una encuesta cuyo objetivo sea medir, por ejemplo, el nivel educativo de la población, la tasa de analfabetismo, el nivel de ingreso, el porcentaje de población afectada por la pobreza multidimensional, la brecha digital, etc., los hallazgos que arroje la encuesta tendrán una vida útil que sobrepasa el año, por lo que no hay que hacer encuestas muy cercanas para estimar sus cambios, ya que no cambiarán significativamente en el corto plazo. Sin embargo, otros tipos de encuestas, como las de opinión y las preelectorales, los hallazgos tienen una vida útil muy efímera, muchos están limitados al período de referencia de la encuesta.
En este sentido, hay una vieja frase, de autor desconocido, que se ha hecho muy popular en el mundo de las encuestas de opinión y las preelectorales, que establece lo siguiente: “una encuesta es sólo una fotografía de un momento dado”. Es que el carácter cambiante de la opinión de la población y la propia intención de voto del mercado de votantes puede experimentar cambios significativos hasta de un día para otro.
¿Se puede hacer pronósticos con datos de encuestas de opinión o preelectoral?
Definitivamente, la respuesta es no. Los hallazgos que arroja una encuesta no sirven para pronósticos. De hecho, se podría decir que la función de una encuesta, paradójicamente, sólo sirve para predecir el presente, su rol sigue siendo la de fotografía del momento en que se recogen los datos.
La fotografía se quedará fija en el tiempo, y no registrará los cambios que ocurran los días después. La realidad de hoy es muy probable que no sea la misma de mañana, por eso hay que medir frecuentemente.
Cabe destacar, en una encuesta preelectoral las preguntas utilizadas para medir la intención de voto inician proponiendo un escenario hipotético con una condición simple, que es la siguiente: si las elecciones se realizaran hoy, ¿por cuál de los candidatos votaría usted? Los entrevistados responderán la pregunta atendiendo a ese escenario, no de cara al futuro.
Además, por el propio carácter cambiante de la intención de voto de los electores, la pregunta tampoco tendría sentido formularla de cara al futuro. Visto esto, en el vasto mundo de las encuestas, el rol del profesional de la estadística es simplemente el de cronista de los hechos; los pronósticos y análisis en general hay que dejárselos a quienes las interpretan y/o construyen relatos sobre la base de estimaciones que originalmente no tienen vocación de ir más allá de un breve período de tiempo.
Por lo anterior, el público que sigue la publicación de encuestas preelectorales, y de opinión en general, especialmente quienes leen o escuchan los análisis posteriores y los pronósticos que muchos analistas se aventuran a realizar, deben estar conscientes que las encuestas sólo miden el presente, no más allá. El futuro no se controla, se rige por el azar, es incierto.
*Por Dionicio Hernández Leonardo