Las demandas se expanden

Las demandas se expanden

Las demandas se expanden

En principio había seguridad y cierto control migratorio hacia Santo Domingo y las demás ciudades más pobladas del país.

La descomposición social, que luego se llamó por varios nombres –delincuencia común, microtráfico, inseguridad ciudadana– empezó con la migración interna, que a su vez incidió en el crecimiento demográfico y una mayor y urgente demanda de trabajo.

La demanda de trabajo sigue en aumento. Sin una respuesta adecuada nació, de la noche a la mañana, un ejército de trabajadores callejeros que integran el mercado laboral informal.

La situación se agrava cada día porque desde hace años no se produce un aumento de sueldos para los trabajadores más vulnerables.

El presidente de la República sabe de esta descompensación económica, y nadie en el gobierno hace nada. En cambio, la delincuencia, fruto de la pobreza y la falta de empleo, crece e inquieta. Mantiene a la población civil en estado de desasosiego y alerta permanente.

El tema, desde la calle y los temores hogareños, ha pasado a los discursos de los políticos que, aunque tímidamente, ya están en campaña. Prometen la solución y ofertan planes de trabajo y consultas para ofrecer seguridad ciudadana. Ahora la oferta incluye alimentos económicos y servicios de energía permanente, salud y educación.

De nuevo los políticos tienen un discurso, pero ya la solución no solo les compete a ellos. También los empresarios cargan con una importante cuota. Una cuota que no deben rehuir.

El país, en este cuarto de siglo, y ahora más que nunca, debe definir un mejor destino. Esperamos que pasemos de los discursos a las soluciones. Que recursos, tanto públicos como privados, tenemos para empezar a ver soluciones.