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Las aulas en el inicio de las clases

Editorial El Dia

El interés de la población por la capacidad de las escuelas para recibir a los estudiantes no es, realmente, una necedad. Muestra, en cambio, lo presente que se encuentra en la memoria social la falta de respuestas a estas necesidades en cualquier tiempo.

Tiene además de positivo, la importancia que le atribuye la familia a la escolarización de los hijos, una vía que ha demostrado su efectividad como escalera para salir del hoyo de la pobreza.

Los planteles escolares pueden ser vistos desde dos ángulos: los que han estado en uso y deben ser acondicionados o en alguna medida reparados, y los que están en vías de construcción, pero no llegan al punto de que puedan ser usados para recibir estudiantes.

Las familias agonizan por garantizar el cupo de los pequeños en las escuelas cercanas, pero las comunidades reclaman, a veces de mala manera, la terminación de las edificaciones escolares.
A la gente se le puede entender en su tenacidad.

Y hasta se le puede excusar cuando parece excesiva e incrédula ante las insistencias del Ministerio de Educación, que ofrece garantías de que ningún estudiante se quedará fuera de las aulas.

Pero ocurre que Educación no levanta edificaciones. Esta es tarea de la Dirección de Infraestructura Escolar. El Ministerio que les da, esto sí, el sentido por el que la población las valora.

Parece una encrucijada, porque con el inicio del año escolar a la vuelta de la esquina, no podemos pedirle a quienes deben de tener sobradas experiencias para las suspicacias que tengan fe.

Es justo, esto sí, hacer acopio de paciencia y confiar así sea hasta el inicio de clases, en las buenas intenciones de las autoridades educativas.

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