
Las armas de fuego, particularmente las que son portadas y usadas en las vías y lugares públicos, son parte importante de la atmósfera de inseguridad de la que suele quejarse una parte de la población.
En casos excepcionales, como el de la desconsideración física y asalto del que fue víctima recientemente un hombre mayor de edad en Santiago, este tipo de acciones se realizan sin la utilización de armas.
Pero hasta ahora sacar las armas de las calles, particularmente las de fuego, ha resultado en una tarea poco efectiva.
Durante la gestión del ahora cónsul en Nueva York, Jesús Vásquez Martínez (Chu), el esfuerzo por reducir la tenencia y el porte ilegales de armas llegó a ser prácticamente sistematizado.
Sin embargo, nada deja ver en el plano de la percepción de seguridad o en el de las estadísticas, una reducción de la criminalidad atribuible a las campañas desplegadas desde Interior y Policía para minimizar el uso de armas de fuego por parte de delincuentes comunes.
Ahora nos encontramos ante una nueva iniciativa para reducir el número de armas de fuego que se tienen o se portan de manera ilegal y de paso bajar la criminalidad.
Bienvenida sea esta iniciativa, particularmente ahora que nos acercamos al final de año y el extendido ambiente festivo en que nos envolvemos lo multiplica todo, incluidos los homicidios y la atmósfera de inseguridad que los acompaña.
Según lo anunciado ayer al final de la reunión de Fuerza de Tarea, que de ordinario tiene lugar cada lunes a media mañana, el plan de reducción de armas sin la licencia debida se extenderá desde octubre, que empieza mañana, hasta diciembre.
Hasta ahora han sido recuperadas cerca de seis mil armas de fuego usadas o tenidas de manera ilegal, según estadísticas divulgadas ayer.
Hagamos votos por la efectividad de la iniciativa retomada desde Interior y Policía.