Estamos en el umbral de conmemorar el momento cumbre del acontecimiento más emblemático y significativo del mundo cristiano ¨La muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo¨.
Tengo que ser reiterativa en relación a que nosotros somos poco proactivos en cuanto a meditar y reflexionar se refiere, nos desagrada encarar nuestra realidad espiritual, preferimos hacernos de cuenta que lo que vivimos en el presente es todo lo que tenemos y nuestro futuro lo basamos en nuestra muy limitada visión de nuestra existencia, pensamos y actuamos en consecuencia..¨Es aquí y ahora. Esto es todo lo que nos toca¨.
Nos pavoneamos acerca de los alcances y avances en la ciencia, de cómo se ha logrado dominar casi todo en la creación, sin embargo nuestra ceguera espiritual es inconmensurable, es evidente que el enemigo de las vidas tiene un rol preponderante, tal como lo dice la Palabra… ¨este vino a robar, a matar y a destruir todo lo que tiene a su alcance, padre de la mentira, pues de no ser así el hombre entendería que de nada le vale lograr todo en la vida si perdiera su alma.
Existen dos celebraciones que llaman mi atención y ambas giran en torno a Jesucristo, la primera es su nacimiento y la otra es la que compete en estas fechas su Muerte y Resurrección. Ambas trastornaron el Plan del enemigo de una forma contundente la guerra espiritual se agudizó cuando Jesús vino al mundo pero donde realmente éste fue vencido fue cuando Jesús murió y resucitó.
Es tanta la incidencia del mundo espiritual en nuestras vidas, que se refleja en la forma en que actuamos. En Navidad cuando celebramos el nacimiento de Jesús, muchos no pensamos en la bondad de Dios y agradecemos por ese milagro de consecuencias eternas que transformó el destino de la humanidad.
Damos culto a celebraciones de toda índole pero en muchos hogares ni se menciona la raíz de esta celebración, -pero aun así-, siento que el milagro fue tan grande, que por más que el enemigo se haya empeñado en borrar de nuestras mentes lo que realmente celebramos .existe un aire de paz, de amor, un deseo de compartir es como si absorbiéramos el amor de Dios en el aire, pues el acontecimiento no tiene precedentes.
En la Semana Santa sucede todo lo contrario no percibo el mismo aire, aunque el pueblo cristiano insta a rememorar y celebrar el sacrificio en la cruz cada día son menos los que corresponden a este llamado; el enemigo de las vidas en interés de pisotear lo que a su pesar fue consumado, dirige sus energías negativas para lograr que todo lo que represente pecado tome protagonismo en la Semana Mayor.
El asunto es restarle importancia a este acontecimiento y lamentablemente cada año es decreciente la cifra de los que agradecen el Plan de Dios para salvación de todos y muestran respeto hacia esta Semana, pues teniendo tantos asuetos por delante, es este precisamente donde muchos dan rienda sueltas a todas sus pasiones, menos el dar culto a Dios los intoxicados por alcohol están a la orden de día, los borrachos y desaprensivos ocasionan múltiples pérdidas de vidas, la fecha es exclusivamente para vacacionar.
Pero Dios es fiel!!La Palabra nos dice a través del apóstol Pablo ¨más cuando abundo el pecado, sobreabundo la gracia¨, la victoria fue hecha realidad cuando Jesús dijo en la Cruz del Calvario .CONSUMADO ES.
Demos paso a la sabiduría y honor a quien honor merece tomemos este tiempo para compartir con nuestras familias enseñándoles el verdadero significado de lo que llamamos ¨Semana Santa¨, compartamos la Palabra con ellos recordando con cuanto amor Jesús enfrentó su misión y lo que significó este sacrificio para toda la humanidad, dándonos entrada a participar de la vida eterna a la que fuimos llamados desde la creación y que por nuestra desobediencia habíamos perdido.