La crisis del agua

La crisis del agua

La crisis del agua

El desabastecimiento de los acueductos puede llegar a convertirse en un fuerte quebradero de cabeza para las dependencias del gobierno responsables del agua potable, debido a reclamos cada vez más colectivos.

Los ríos están agotados, las represas vacías y sistemas de acueductos, como el de Santo Domingo por ejemplo, puestos a prueba entre la demanda, la sequía y la administración de la escasez.

El del agua potable es un servicio casi gratuito, si se piensa en la cantidad de dinero que debe ser invertido para poner un litro de agua por cañería en cada hogar.

Pero es, además, muy mal comprendido en la población, que lo ve como un derecho, pero le da de lado a los deberes. Abrir la llave y dejarla al chorro para lavar la ropa, poner los carros relucientes, utilizar mangueras para regar el jardín o aplacar el polvo, son apenas algunas de las costumbres arraigadas en el uso de agua.

Según una declaración que publica hoy la prensa, la inversión del Estado en agua potable se acerca a los niveles registrados en las naciones desarrolladas. De acuerdo con palabras atribuidas al director del Inapa, señor Wellington Arnaud, en aquellos países es de 40 dólares al año por cada persona y entre nosotros fue el año pasado el equivalente de 34 dólares.

Con estas afirmaciones a la vista, se puede concluir que al ser, por lo menos en el plano material, una economía emergente, antes de hacer crecer estos niveles de inversión en un servicio mal comprendido por los usuarios, el Estado debe dedicar esfuerzos sustanciales en el plano cultural, de manera que el dominicano alcance a ver que el agua es un bien escaso durante una gran parte del año.

La inversión en educación sobre los deberes tal vez ayude a la población a ser más responsable con el agua, tanto con la que se encuentra en sus fuentes naturales, como la que llega a los hogares como servicio.



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