La campaña de las ‘fakes’

La campaña de las ‘fakes’

La campaña de las ‘fakes’

La mentira y la distorsión se han convertido en instrumentos de la discusión pública, con el agravante de que quienes las utilizan suelen quedar inmunes.

Peor aún, pretenden ser reconocidos como representantes del interés nacional con el poder de despotricar contra quienes hacen un ejercicio honesto del debate y ponen sobre la mesa las verdades.

Los hechos son los hechos, aunque las opiniones pueden ser diferentes.
Ojo, ese mal no se limita a la esfera política o a las cuestiones de Estado. La mentira y la distorsión son utilizadas por entes y grupos sociales de todas las esferas.

Siempre se han utilizado estos dos recursos para fines del debate público, pero la frecuencia de ahora y la falta de consecuencias llama a mucha preocupación.

Igual alarma que la población no pase factura al que queda al descubierto. La impunidad ha llegado a tal punto que esos personajes divulgadores de mentiras aparecen muy campantes en las discusiones de otros temas sin que sus argumentos se devalúen por su historial.

Ante esa indiferencia de la población y la impunidad de los divulgadores de mentiras y distorsiones preparémonos para una campaña electoral tensa, estresante y superficial.

Los medios y profesionales liberales aferrados a los principios periodísticos seremos centro de muchos ataques, estamos acostumbrados, pero tenemos el deber de poner sobre la mesa el antídoto contra la mentira y la distorsión.
Lo que está ocurriendo es que los portadores de la vacuna contra la desinformación terminan siendo presentados como los malos de la película.

‘Las fakes’ estarán a la orden del día.
Le tocará a la población decidir qué actitud asumir frente a los divulgadores de desinformación, aunque sean los mentirosos de su agrado.



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