Intrant y Digesett

Intrant y Digesett

Intrant y Digesett

La operación anunciada por dos entidades oficiales para mantener bajo niveles apropiados para la seguridad a los conductores de vehículos pesados merece una mejor valoración.

Aplicar niveles específicos de control sobre el estado de los neumáticos y el sistema de frenos en los días alrededor de la Navidad y el Año Nuevo puede ser, ciertamente, efectivo para evitar algunos accidentes de tránsito.

Pero la verdad es que las calles y las carreteras del país son más peligrosas todo el año por la falta de conciencia de los conductores de este tipo de vehículos, junto a los del transporte colectivo, sobre la letalidad de cualquier vehículo una vez rebasados los cien kilómetros por hora.

Y como muy bien sabe cualquier conductor, en las carreteras del país los carriles de la izquierda le resultan más cómodos a los que conducen vehículos afectados por algún desperfecto, a los que no quieren los inconvenientes con los que se paran a coger y dejar pasajeros, y a los patanistas y camioneros, que siempre andan como quien tiene el tiempo medido.

Desde luego, que las dos entidades que han anunciado la supervisión del estado de los vehículos pesados —el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre y la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte— asuman este deber en Navidad y Año Nuevo es saludable, particularmente porque al mal estado en que pueden estar algunos sistemas en estos aparatos se suma en este tiempo el ambiente etílico.

Además de vigilar escondidos detrás de los arbustos, los agentes de la Digesett harían una formidable contribución a la seguridad en las carreteras si las recorrieran y pusieran atención en llantas, lonas, cargas a granel, sistema de frenos, velocidad e invasión de carriles por conductores que no deben hacerlo.

Hacerlo en Navidad, Año Nuevo y Semana Santa es bueno. Hacerlo todo el año sería mejor.



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