Inflación galopante

Inflación galopante

Inflación galopante

Desde varias semanas el precio de los combustibles se mantiene invariable. Es decir, que el Gobierno mantiene la vigencia del último alto precio que fijó, independientemente de la fluctuación del barril de petróleo en el mercado global.

De manera que como no hay una reducción, tampoco podemos esperar un cambio significativo que incida en todos los sectores de la economía del país, y de manera sensible, en los diversos rubros que compra la familia dominicana para su alimentación.

De combustibles se nutren todos los sectores que, de una u otra forma, traspasan los costos a bienes y servicios, incluidos los productos básicos de la canasta familiar. Por tanto, no es una buena noticia cuando el Gobierno congela los precios de los carburantes si esa medida no repercute en la inamovilidad de los precios de los demás productos.
Hay sectores del país que se comportan como mundos inflexibles y autónomos.

De ahí que la inflación se mantiene galopante. No significa nada que el Gobierno mantenga un tope circunstancial a la venta de combustibles.

Eso no influye en otros renglones, como por ejemplo la factura eléctrica, la educación, la salud, el precio de los medicamentos, el transporte y los productos alimenticios.

Hay que ver más lejos y ensayar una acción de Estado más contundente, convocando a que los sectores que se benefician con el techo que se fija al precio de los combustibles también produzcan una rebaja significativa en los bienes, productos alimenticios y servicios de consumo masivo.

Porque hasta ahora el frágil muro de contención de los combustibles no frena, de manera firme, la galopante inflación.



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