Cada persona es un mundo y cada pareja también. De esta expresión, es la recomendación de no compararse con otras personas u otras parejas. Somos seres individuales que nos unimos en pareja para transitar un camino juntos, elaborando un proyecto común sin perder su esencia original.

El hecho de convertirnos en pareja y como dice la Biblia en una sola Carne, yo agrego en un solo bloque, no significa que dejemos de ser nosotros mismos. Aunque tener conciencia de que hay que modificar actitudes y conductas con la intención de que esta relación se mantenga en la mejor armonía posible, es vital.

Algunos tienen la creencia de que las parejas bien avenidas son las que piensan igual o parecido y siempre están en acuerdo. No es así. Cada persona puede tener sus ideas, intenciones y actitudes ante cada situación o proyecto, más, la clave está en saber discutir y tomar una decisión juntos que retorne en beneficio de ambos.

Es sumamente importante en una relación de pareja adquirir algunos hábitos, como el comprometerte sinceramente haciendo conciencia de los defectos y virtudes, aceptándose ambos de igual manera, cuidar los modales y la apariencia sin importar el tiempo que tengan juntos, valorar lo que el otro hace, no dar por hecho que la relación durará para toda la vida aprendiendo a vivir cada día con respeto y consideración hacia el otro.

Concientizar que el otro es su compañero de vida, respetar su individualidad y armonizar siempre, pueden garantizar estabilidad individual y de la vida en pareja.