Incomprensible

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Consterna que una sociedad hipercomunicada, como se le supone, tenga que asistir a la conducción ante un tribunal de personas a las que decenas de denunciantes les imputan estafas colectivas.

El porcentaje de los que tienen internet en sus casas y en teléfonos que llevan en sus bolsillos, redes sociales, televisores y aparatos de radio, debe ser muy alto, y como se sabe, todas estas son vías por las que viaja a diario infinidad de información, mucha de ella contra toda clase de engaños.

Ocurren, sin embargo, hechos contra los que se ha advertido inclusive desde instancias oficiales, como los esquemas piramidales.

Sucedió hace poco tiempo con el caso Wilkin García Peguero, apodado Mantequilla, al que decenas de personas le entregaron millones de pesos para que los sometiera a los efectos de una ‘fórmula’ milagrosa que utilizaba para multiplicar el dinero.

García Peguero, quien tenía su centro de operaciones en Sabana Grande de Boyá, se encuentra en condición de preso preventivo debido a la presentación de más de 30 solicitudes, entre querellas y denuncias, puestas en manos de los fiscales.

Ahora es el caso de Jairo González, a quien se le ha detenido bajo cargos de estafa a decenas de personas a través de una empresa de inversiones en la bolsa de valores y criptomonedas.

González tenía su centro de operaciones en el Distrito Nacional y de momento se encuentra detenido a la espera de que un tribunal de atención permanente le conozca la coerción solicitada por el Ministerio Público, que lo mantiene bajo arresto.

Corresponde a la justicia determinar los niveles de responsabilidad de estas personas frente a quienes se consideran estafados.

¿Hasta cuándo seguirá ocurriendo?
Hay que ser prudente a la hora de poner el dinero en manos de los que prometen riquezas, sin supervisión ni garantías.



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