¿Existen las ciudades estresantes?

¿Existen las ciudades estresantes?

¿Existen las ciudades estresantes?

Víctor Féliz

*Por Víctor Féliz

En la última edición de nuestro programa televisivo Municipalidad Global abordamos este tema con la participación de un psiquiatra experto en manejo del estrés. Dentro de las conclusiones que llegamos en esta edición que compartimos con el doctor Wirson Ureña, esta la respuesta al encabezado: sí, definitivamente existen ciudades estresantes.

En un trabajo realizado para la Revista del Centro de Investigación de la Universidad La Salle de México, el estrés generalmente se puede explicar como una reacción psicofisiológica (mente-cuerpo) que despierta fatiga en los sistemas del organismo a tal grado que genera un mal funcionamiento y daños corporales. Un estresor es entendido como cualquier condición o evento que causa una respuesta de estrés, la cual está relacionada con cualquier tipo de componente de la vida, es decir, puede ser físico, emocional, intelectual, social, económico o espiritual.

No es un secreto para nadie, que nuestro pais varía el nivel de estrés de la ciudad dependiendo de las regiones donde estas se ubican.

Hasta hace relativamente poco tiempo, el término estrés era escasamente empleado; sin embargo, en la actualidad, se escucha en todos los ámbitos de nuestras vidas. Es probable que muchos de los que usan esta palabra no tengan un conocimiento profundo de los factores que inciden en él; sin embargo, todos hemos pasado por alguna situación estresante. Este súbito aumento está vinculado a las quejas que se escuchan cotidianamente en los centros de trabajo con respecto al tránsito vehicular, la contaminación, la cantidad de gente, las manifestaciones políticas, etc.

El trabajo de investigación que encabezó Carlos Héctor Dorantes Rodríguez, ademas demostró que el estrés es negativo cuando excede la habilidad para enfrentar presiones en el sistema corporal causando problemas físicos y de conducta. El estrés es positivo cuando esta fuerza la modificamos de acuerdo a nuestras propias necesidades y así se incrementa el vigor y la potencia de nuestros mecanismos de adaptación. El estrés es también positivo cuando la salud y desempeño vierte o previene sobre alguna situación determinada para enfrentarla adecuadamente.

Ante el cuestionamiento a nuestro entrevistado de por qué hay ciudadanos que viven en sectores populares de la ciudad capital en donde se escuchan niveles altos de música, se brindan servicios municipales con menos regularidad, alta contaminación ambiental y sonora por tránsito de vehículos no sufren igual nivel de estrés que los que viven en otras áreas mas tranquilas, su respuesta fue simple: los estresores son los mismos sin embargo, el manejo del estrés es algo cotidiano en esos sectores “populares” llegándose a convertir en una especie de zona de confort y adaptación.

Sin embargo, existen estresores que no se escapan los citadinos, el tránsito público, la contaminación sonora de calles y avenidas céntricas, el alto costo de la canasta familiar, el desempleo, el tema de la salud, entre otros.

Las ciudades se componen obviamente de ciudadanos, por lo cual éstas se parecen exactamente a los que las habitan. Unos ciudadanos estresados provocan ciudades estresantes.

La disminución del sentimiento de responsabilidad social: la actitud de las personas sometidas constantemente a esta sobrecarga tiende a evolucionar hacia un desprecio total de las necesidades, intereses y demandas de los otros; que llega hasta la falta de asistencia a otras personas en peligro o dificultad, la disminución de la cortesía en las relaciones interpersonales: las conductas de urbanidad tienden a desaparecer; no se pide disculpa por empujar, no se deja el asiento a personas de edad, el anonimato se convierte en norma; hay una “desindividuación” que convierte al ciudadano en un solitario en medio de la muchedumbre, y esto permite, por otra parte, una mayor tolerancia hacia toda clase de desviaciones.

La solución: la implementación y fomento de espacios públicos abiertos, confortables, ambientalmente amigables, en donde el esparcimiento y la recreación sana sea la meta a alcanzar, es la mejor de las maneras para disminuir el estrés de las ciudades. Antes de huir de estos asentamientos urbanos por culpa del estrés que allí se genera, debemos enfrentar los estresores que provocan que seamos habitantes estresados.



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