Eligiendo al verdugo de turno

Eligiendo al verdugo de turno

Eligiendo al verdugo de turno

El próximo domingo, más de seis millones de dominicanos podrán ejercer su derecho al voto. De seguro que al menos cuatro millones acudirá a las urnas.  Es, sin duda,  una buena oportunidad para que los ciudadanos ejerzamos nuestro derecho a escoger un nuevo presidente.

Pero resulta que por falta de conciencia, lo único que hará la enorme mayoría será elegir al verdugo de turno.

Esto es así porque de los seis candidatos que aspiran a llegar al Palacio, solo dos tienen probabilidades de ganar: Hipólito Mejía (PRD) y Danilo Medina (PLD). Y ninguno de los dos representa el cambio, por más que así lo proclamen para engañar a la masa de ingenuos que todavía les creen y les siguen.

Cientos de miles votarán por Danilo para evitar que vuelva Hipólito, y otro tanto lo hará por el guapo de Gurabo para salir del PLD. Esa ha sido la historia nuestra: Gran parte del electorado vota en contra de…, más que a favor de…

Sólo una minoría se inclina por candidatos alternativos como Guillermo Moreno o Julián Serulle. Los dos mejores candidatos que -a mi juicio- van a estas elecciones.

De boca, muchos te dicen “el PRD y el PLD son iguales”, pero no pasan de ahí, al final votan por uno de estos dos partidos del sistema, aunque al final terminan llorando lágrimas de sangre.

Es tan bajo el nivel político de esta sociedad, que todavía el debate se reduce a quiénes han sido más ladrones, si los perredeístas o los peledeístas, y dependiendo de sus simpatías, hasta las propias víctimas de sus malos gobiernos, justifican su inclinación hacia uno u otro lado.

Otros alegan que los candidatos que sirven no tienen posibilidades de ganar y –para no perder- votan por esto o por aquel “…aunque yo sé que no sirven”.

También están aquellos peledeístas y perredeístas que creen sinceramente que sus organizaciones representan la mejor opción, “independientemente de algunos defectos”.

Y, por supuesto, no faltan los fanáticos, para quienes nada importan las verdades que se les expongan; estos actúan como los aguiluchos o los liceístas, que siempre apoyan a “sus” equipos, aunque los jugadores con todo y manager hayan sido comprados (leyó bien, COMPRADOS) por el equipo “contrario”.

Pero al final no harán otra cosa que elegir a su propio verdugo. Y aquí vale recordar que un verdugo no es más que aquel encargado de aplicar los azotes, el tormento y otros castigos corporales e incluso la muerte.

Y actúan así porque su interés fundamental no es servir al pueblo, a sus votantes, sino al anillo de funcionarios y familiares más cercanos, lo otro no es más que cháchara. Está demostrado que el objetivo primordial de las cúpulas del PRD y del PLD no es otro que enriquecerse a toda prisa y a toda costa. Que usted le llame ladrón, ¡Y eso qué les importa?

Por eso, tan pronto llegan al Poder olvidan cuanto prometieron en campaña y aplican las recetas de organismos como el FMI que en nada favorecen a la mayoría, suben los impuestos al pueblo, mientras otorgan odiosas exenciones a sectores que ni siquiera lo necesitan; se roban todo lo que pueden, violan las leyes que ellos mismos han jurado respetar y privilegian a sus allegados. Todo esto con el más grande de los descaros.

Pero hay algo peor, la gente los aplaude. Cuando hay un funcionario serio, hasta su familia lo tilda de pendejo.

Durante los cuatro años siguientes a las elecciones, la gente se queja y sufre por los latigazos que sobre sus espaldas deja caer el verdugo de turno. Pero –ignorante al fin- en lugar de quitarse de abajo, solo mira para atrás en busca del verdugo anterior, porque en ese momento ya ha olvidado que aquel también lo golpeó inmisericordemente, igual que el actual.

Y eso, no otra cosa, es lo que va a ocurrir este 20 de mayo. Lamentablemente.

(Ojalá me equivoque).



El Día

Periódico independiente.

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