El tráfico, ¿tiene salida?

El tráfico, ¿tiene salida?

El tráfico, ¿tiene salida?

Víctor Feliz

El tránsito en Santo Domingo ha sido un tema recurrente de preocupación para los ciudadanos, las autoridades y los urbanistas.

La congestión vehicular es un inconveniente diario para quienes se desplazan en la capital generando implicaciones económicas, sociales y ambientales que dificultan el desarrollo sostenible de la ciudad. Aunque se han presentado diversos planes para abordar esta problemática, incluyendo el Plan Nacional de Parqueo y el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS), es evidente que aún hay mucho camino por recorrer para lograr resultados tangibles y a largo plazo.

Uno de los principales problemas que enfrenta Santo Domingo es el crecimiento acelerado del parque vehicular, que ha superado con creces la capacidad de la infraestructura vial.

Según datos recientes, alrededor del 42 % de los desplazamientos en la ciudad se realizan en vehículos privados, lo que genera una demanda excesiva en las principales arterias viales durante las horas pico.

Este fenómeno se agrava debido a la falta de un sistema de transporte público eficiente e integrado que ofrezca una alternativa viable a los vehículos privados.

El Plan Nacional de Parqueo, anunciado por el presidente Luis Abinader, busca aliviar este problema mediante la construcción de varios edificios de estacionamientos en Santo Domingo.

Esta medida es, sin duda, un paso en la dirección correcta, ya que los problemas de estacionamiento contribuyen significativamente a la congestión en las calles.

No obstante, la construcción de más espacios de parqueo también podría ser vista como un incentivo indirecto para el uso continuado de vehículos privados, lo cual no aborda la raíz del problema: la falta de un transporte público eficiente y la necesidad de reducir la dependencia del automóvil.

El PMUS que busca transformar el sistema de movilidad urbana de la ciudad, parece tener un enfoque más holístico. El plan incluye medidas como la modernización del parque vehicular, la creación de corredores exclusivos para transporte masivo, y la transformación del sistema informal de «conchos» en un modelo empresarial, cosa que ya se inició.

Además, el plan contempla una serie de intervenciones a favor del peatón y del uso de bicicletas, lo cual es fundamental para promover formas de transporte más sostenibles y amigables con el medio ambiente.

Sin embargo, uno de los mayores desafíos que enfrenta el PMUS es su implementación. Aunque el plan está bien estructurado y cuenta con el apoyo técnico y financiero de organismos internacionales, la realidad es que cambiar los hábitos de movilidad de los ciudadanos no es tarea fácil.

La transformación del transporte público y la modernización del parque vehicular son procesos que requieren tiempo, inversión y, sobre todo, voluntad política.

Sobre todo, es fundamental que las autoridades prioricen la educación vial y la creación de una cultura de movilidad sostenible que incentive el uso del transporte público y la adopción de prácticas responsables al volante.

Otro aspecto que merece atención es la fragmentación institucional que ha caracterizado la gestión del tránsito y el transporte en Santo Domingo. La coordinación entre el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre y las diferentes alcaldías de la capital ha sido deficiente en muchas ocasiones, lo que ha dificultado la implementación de medidas integrales.

Un ejemplo de esto es la falta de un marco regulatorio coherente para el transporte público, que ha permitido la proliferación de vehículos informales como los motoconchos, los cuales no solo contribuyen al caos vehicular, sino que también representan un peligro para la seguridad vial.

La solución a los problemas de tránsito en Santo Domingo requiere una combinación de medidas a corto, mediano y largo plazos. A corto plazo, es necesario mejorar la señalización vial, implementar medidas de control de tráfico más efectivas, y continuar con la expansión del Metro y el Teleférico.

A mediano plazo, el enfoque debe estar en la renovación del sistema de transporte público y la integración de modos de transporte sostenibles, como el uso de bicicletas y corredores de autobuses.

*Por Víctor Féliz Solano



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