El rescate del río Ozama

El rescate del río Ozama

El rescate del río Ozama

El río Ozama, a lo largo de varias décadas, ha sido objeto de múltiples peregrinajes, que buscan, muchas veces con despliegue de publicidad, llamar la atención sobre su largo y sistemático proceso de muerte.

Hay pruebas, incluso fílmicas, de las intervenciones y procesos de saneamiento de diversos incumbentes del Ministerio de Medio Ambiente, de los cabildos comprometidos, instituciones de la sociedad civil, y hasta  organismos internacionales, pero el río sigue agonizando.

De tramo en tramo, la realidad y la crisis del nivel de contaminación se hacen más agudas y preocupantes. Un cuadro que horroriza a pocos kilómetros de su nacimiento hasta su desembocadura. Hay, incluso, muchos planes para su inminente salvación, que toman en cuenta el traslado de los asentamientos humanos a lo largo de su ribera.

Ese, igual que otros problemas de servicios básicos, acompañan todo el ascenso de nuestro país en su vida republicana. Un gobierno hereda al otro y ninguno hace lo que tiene que hacer o corrige, de manera eficaz, los males que dejó el antecesor. Muchos consideran que son males del pasado y en el pasado lo dejan.

El plan de rescate del río Ozama seguirá, quizá por mucho tiempo, como un problema sin solución.

Es lamentable que un río tan vital se haga invisible ante la falta de voluntad y la pereza para invertir dinero en un activo tan importante, pieza clave del medio ambiente urbano; y todo por falta de una visión de futuro de nuestras autoridades.



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