El que gana es el que goza

El que gana es el que goza

El que gana es el que goza

Hugo López Morrobel

La Serie Mundial de 2016 será recordada como una de las más emocionantes de la historia.

El primer aspecto que la hace así, era el tiempo que tenían los equipos protagonistas que no acariciaban un título mundial.

El caso de los Cachorros era único, dado que 108 años sin poder alzarse con la corona, era motivo de burlas por parte de sus contrarios.

Por su parte, los Indios también tienen 68 años sin saborear una Serie Mundial.

Esa fue la causa principal por la que esta Serie Mundial se convirtió en una de las más seguidas por los amantes del béisbol.

En República Dominicana las dos franquicias tienen bastante seguimiento.

Hay que recordar que tres dominicanos, dos de manera regular, José Ramírez y Carlos Santana, son dos pilares de los Indios.

Los Cubs, por su parte, solo contaban con Pedro Strop, pero tenían seguidores que por “lástima”, dado el tiempo que no habían podido ganar, se montaron en el ‘camión’ de los hoy campeones.

Las críticas a los dos dirigentes, Joe Maddon de los Cubs, y Terry Francona,
de los Indios, llovieron durante todo el trayecto de la serie, pero ambos se defienden como gatos boca arriba de los pasos que dieron en momentos cumbres del show.

Los Cubs salieron como amplios favoritos, debido a que acumularon el mejor récord de ganados y perdidos en la serie regular, y luego en los playoffs realizaron regresos espectaculares, como en la Serie Mundial, porque cuando estuvo 3-1 a favor de Cleveland, pocos creyeron en un regreso.

Ahí queda demostrado una vez más la máxima de que “la pelota es redonda y viene en caja cuadrada”.
Esta Serie Mundial dejó en los aficionados recuerdos imborrables, porque se produjeron todos y cada uno de los momentos como para “volverse loco”.

Ahora que terminó ese excelente espectáculo, es momento para que la Liga de Béisbol dominicana se ponga las pilas con el objetivo de mejorar las tantas muchas fallas que se vienen presentando en el actual torneo.

Mientras se mantuvo la Serie Mundial, no hay duda que más del 95 por ciento de los aficionados no estaban ni mínimamente pendientes del torneo local.

Y es lógico, la calidad de los dos espectáculos es diametralmente opuesta.

Felicidades a los fanáticos de los Cubs, en especial a Franchy Alba, quien ha llorado como un niño, desde hace tres décadas, los fracasos del equipo.



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