El orgullo en las relaciones de pareja: un veneno que todo lo destruye

El orgullo en las relaciones de pareja: un veneno que todo lo destruye

El orgullo en las relaciones de pareja: un veneno que todo lo destruye

Pareja de espalda contra espalda

Cuando el orgullo pesa más que el amor, todo se derrumba. El corazón orgulloso solo se prioriza a sí mismo, todo lo ve como una afrenta y no entiende el lenguaje de la humildad, de esa reciprocidad que aúna cercanías y no distancias.

El orgullo en las relaciones de pareja es un veneno que enferma toda relación afectiva. Cuando aparece este componente entre dos personas el vínculo se tiñe de egoísmos. De pronto, cualquier cosa se interpreta como un ataque. Todo hace daño porque la piel de la autoestima es muy fina y uno busca protegerse a toda costa, posicionarse por encima del otro para tener el control sobre cualquier situación.

Decía Sócrates que el orgullo engendra al tirano. Nada es más cierto, pero si además esa figura se integra en el ámbito del amor, el tema se vuelve aún más delicado a la vez que doloroso. Porque, al fin y al cabo, pocas cosas exigen tanto esmero, humildad y reciprocidad que ese lazo entre dos personas en su intento por hacer una vida en común.

Hay quien señala también que el orgullo es como esa escalera a la que uno se sube para estar siempre por encima de los demás. Es en esa posición en la que se sienten a gusto con ellos mismos. Sin embargo, nada pueden hacer desde esa altura salvo mirar las cabezas del resto. Nada les llega desde esa esfera, la distancia emocional que establecen es tan fría que rara vez logran ser felices.

Hombre queriendo llevar la razón en la pareja

¿Cómo son las personas orgullosas en el amor?
Cuando iniciamos una relación de pareja, la ilusión y el amor sitúan un poderoso filtro en nuestra mirada. Durante un buen tiempo, atribuimos determinadas conductas y actitudes a esas pequeñas manías de la pareja amada. Es más, es común que en las primeras etapas, nos centremos en exceso en dar lo mejor a esa persona, pero sin calibrar aún de manera objetiva, lo que esta nos ofrece a nosotros.

Sin embargo, tarde o temprano llega el día en que, por ejemplo, la sombra del orgullo se percibe de manera ineludible y afilada. Es entonces cuando determinadas dinámicas delatan de manera clara y evidente la personalidad orgullosa. Veamos alguna serie de características:

Mi pareja es orgullosa y estos son sus comportamientos

Las dinámicas que evidencia el orgullo en las relaciones de pareja son muy variadas. Sin embargo, tienen como principal rasgo que duelen, que turban, son respuestas y conductas que invalidan al otro y que lo van desgastando de manera progresiva:

  • Su opinión es la única que importa y la que debe tenerse en cuenta.
  • Rara vez tienen en cuenta la realidad de la otra persona. Priorizan sus necesidades.
  • Es muy difícil comunicarse con la persona orgullosa. Todo lo tergiversan o lo toman de forma personal.
  • No escuchan y si lo hacen, malinterpretan lo que se les dicen.
  • Hacen uso de sentencias: “tú no tienes ni idea de lo que ocurre”, “tú siempre/tú nunca (…)”
  • Jamás reconocen sus errores ni son capaces de pedir perdón.
  • Asimismo, algo común es el enfado constante, el sentirse heridos o infravalorados casi a cada instante ante lo que hace -o deja de hacer- la pareja.

El orgullo en las relaciones de pareja ¿Cuál es la causa?

¿Qué hay detrás del orgullo en las relaciones de pareja? En buena parte de los casos, si no en todos, subyace una evidente falta de autoestima. Cuando este sustrato psicológico falla, surgen los miedos, las carencias, las desconfianzas…

Tampoco podemos pasar por alto que la personalidad narcisista también evidencia esa baja autoestima que se traduce en una actitud arrogante y dominante en la cual, priorizarse a sí mismos en cada circunstancia. No obstante, es común a su vez que el orgullo en las relaciones de pareja tenga más desencadenantes:

Haber pasado una infancia bajo un progenitor o progenitores egoístas.

Rasgos innatos de personalidad. El orgullo, como ya hemos señalado, puede ser la pista evidente de un trastorno narcisista de la personalidad.

La conducta orgullosa surge también como necesidad de tener el control absoluto en la relación de pareja. Son muchas las personas apegadas al comportamiento dominante.
Por otro lado, podemos estar ante alguien atrapado en sus miedos y complejos. La conducta orgullosa es ese mecanismo protector mediante el que esconder infinitas inseguridades.
escena representando la necesidad de trabajar el orgullo en las relaciones de pareja

Pareja enamorada viendo atardecer

Como frenar el orgullo en las relaciones de pareja

Frenar, trabajar y apaciguar el orgullo en las relaciones de pareja es algo esencial. Lo es en primer lugar porque ningún vínculo afectivo se sostiene si hay alguien obsesionado en estar siempre sobre esos zancos con los que sobrepasar al otro.

Situarse sobre la cabeza de los demás para tener control absoluto no es permisible ni saludable.

En segundo lugar, hay algo evidente: el orgullo corroe, desgasta y aniquila todo atisbo de felicidad. Ni el propio orgulloso ni quien se sitúe cerca será feliz. Por lo tanto, es esencial promover cambios.

Estrategias para debilitar el orgullo psicológico

La primera clave es querer cambiar la conducta orgullosa. Sin esa línea de salida y ese compromiso, nada resulta útil. Así, una vez se demuestre una voluntad evidente, deben tenerse ene cuenta las siguientes reflexiones:

  • Hay que entender que el orgullo es un muro que dificulta todo acercamiento y oportunidad para construir una relación feliz.
  • Permitirse ser vulnerable no es debilidad, es proceder con valentía para abrirse al ser amado.
  • Es decisivo aprender a actuar con humildad, reconociendo las necesidades de los demás sin priorizarse a uno mismo.
  • Trabajar la autoestima y la gestión emocional.
  • Abandonar la necesidad obsesiva por tener siempre la razón.
  • Para reducir el orgullo en las relaciones de pareja hay que ejercitar la empatía y la reciprocidad.
  • Dejar a un lado la vergüenza y trabajar el sentido del humor.
  • Aprender a pedir perdón.
  • Hay que atender los sentimientos y emociones y la manera en que se actúa con base a ellos. El autocontrol es decisivo.

Es cierto que no es nada fácil emprender ese viaje de transformación, no todo el mundo da el paso. Sin embargo, quien desee disfrutar de relaciones sociales y afectivas saludables deberá iniciar -por sí mismo- ese camino de mejora.

Fuente: La Mente es Maravillosa



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