El elemento humano

El elemento humano

El elemento humano

Federico Alberto Cuello

El aire llena nuestros pulmones, transporta el polen de las flores y nos trae arenas del Sahara desde el otro lado del Atlántico.

Pero está cada vez más saturado de gases tóxicos, elevando las temperaturas globales y derritiendo glaciares en Islandia y Groenlandia, en los Alpes y en los Andes, el Ártico y el Antártico.
El agua sacia nuestra sed, irriga nuestros cultivos y acoge innumerables especies submarinas.
Pero inunda lenta e inexorablemente las costas de todos los países del mundo.

República Dominicana no es una excepción. Nuestras ciudades costeras y las playas de arenas blancas que acogen a los más de 8 millones de turistas también están amenazadas.

Hasta el lago Enriquillo, cuyas aguas saladas son el vestigio de un estrecho que atravesaba hace miles de años el oeste de la isla, lleva más de diez años subiendo de nivel, al punto que la ciudad fronteriza de Jimaní experimenta inundaciones sin lluvia.

Aguas más calientes alimentan el viento de huracanes y tifones, como los que surcan el Atlántico y el Pacífico con cada vez mayor intensidad y frecuencia.

El fuego cuece nuestros alimentos y energiza nuestras vidas.
Pero arde anualmente con mayor intensidad y frecuencia, asolando forestas en Australia y California, Algeria y España, Croacia y Rusia.

La tierra nos alimenta, nos aporta minerales y nos acoge como madre resignada
Pero pierde aceleradamente su cobertura boscosa, dejando sin protección las cuencas de los ríos.
Se queda además hueca por la extracción de combustibles fósiles, exponiéndonos a terremotos intensos como los de Haití y Turquía.

La fuerza de los cuatro elementos de la naturaleza amenaza nuestras vidas por efecto de nuestros propios actos.
La humanidad es el quinto elemento.
Con la agricultura comenzó la desforestación, cortando árboles para cultivar y cocinar alimentos, así como para construir y calentar viviendas.

Con la industria se aceleró la contaminación y el uso de combustibles fósiles para mover máquinas, trenes, barcos y aviones.
A diferencia de los demás elementos, la humanidad puede elegir entre un camino de más desastres y otro de adaptación y mitigación.

Así lo deja claro James Balog, geógrafo y fotógrafo estadounidense, en su documental del 2018 y en su monumental libro del 2021, ambos titulados “The Human Element”.

Con la agricultura comenzó hace apenas 10 mil años el Antropoceno, época en la que una especie, la humana, ha hecho más para cambiar la historia planetaria que ninguna otra en sus miles de millones de años.

Lo que para muchos es teoría, para Balog es una realidad ampliamente documentada en sus fotografías de los siete continentes durante más de dos décadas, mostrando glaciares derritiéndose, niños viviendo con asma por la contaminación, fuegos forestales arrasándolo todo y ciudades costeras inundadas en días soleados.

Estos dos últimos trabajos de Balog son la culminación de una vida de publicaciones, invitándonos a reforestar, a descarbonizar la producción y el consumo y a reemplazar el uso de combustibles fósiles por renovables.

Lamentablemente no todos podrán verlas para superar su indiferencia.
¿Podrá el elemento humano proteger la naturaleza para protegerse a sí mismo, asegurando su propia supervivencia?



Noticias Relacionadas