Día por Día

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El canciller Andrés Navarro da en la diana al acusar al gobierno haitiano de difamarnos al tergiversar la realidad del proceso de ordenamiento interno de la inmigración, que incluye repatriación de extranjeros. Pero es quizás iluso o “wishfull thinking” exigir que Haití cambie esa actitud.

“Lo que hemos pedido es que cambie esa política de acusaciones infundadas para nosotros poder crear las condiciones de retomar el diálogo”, dijo Navarro ayer en televisión.

Esperar ese cambio haitiano va en contra de toda evidencia histórica, de la racionalidad y del peso desquiciante de sus realidades políticas y sociales. Desear un cambio puede ser sano pero plantea un conflicto entre lo que se quisiera y lo que es; psicólogos y sociólogos han bautizado como “efecto Pigmalión” a la manifestación de altas expectativas que por expresarse conllevan a un mejor desempeño.

La magnitud del desmadre social y político de Haití, sin embargo, rebasa toda métrica razonable o esperanzadora. Insistir reclamando racionalidad o buena fe de parte de Haití es hacer lo mismo esperando distintos resultados: una locura… @JoseBaezGuerre3



José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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