Santo Domingo.-Dentro de una habitación hospitalaria es muy frecuente ver casos en que los pacientes lucen afligidos, desmotivados y que lloran con facilidad o se niegan a recibir el tratamiento necesario, lo que dificulta en gran medida su recuperación.
Estos indicios llevan al médico y, en ocasiones, a los familiares a identificar los síntomas ante una posible depresión, entre los que, además, se encuentran no dormir, no comer adecuadamente, cambios de conducta y, en algunos casos externan su deseo de no seguir luchando por su vida.
La depresión es uno de los cuadros más comunes, existiendo un aproximado de 50 % de los casos que se presentan en salud mental de los centros hospitalarios, seguido de la ansiedad, esquizofrenia y el uso de sustancias, siendo habitual que los dos primeros sucedan en conjunto.
De acuerdo con un estudio presentado en enero de este año por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), en el Congreso del Colegio Dominicano de Psicología (CODOPSI), un 20 % de la población dominicana durante la pandemia experimentó síntomas típicos de la depresión, como poco interés o alegría por hacer las cosas y sensación de estar decaído, deprimido o desesperanzado.
Mientras, el 38.7 % de los dominicanos, es decir, cuatro de cada 10, experimentaron ataques de ansiedad, de los cuales al 75.8 % nunca les había ocurrido nada igual.
En República Dominicana los trastornos depresivos cobran las vidas de casi 600 personas por cada 100 mil habitantes, siendo la causa principal de suicidios en el país, con ocho de cada 10.
Y es que durante la pandemia, las cifras de pacientes con depresión han continuado en ascenso, ya que se han presentado más factores predisponentes y precipitantes para padecer depresión, como son el distanciamiento físico y social, la incertidumbre y el miedo a enfermar por la Covid-19.
En el hospital Moscoso Puello, desde que fue detectada la circulación comunitaria del Coronavirus y hasta marzo de este año, han brindado 6,141 asistencias médicas en salud mental, 1,239 de estos pacientes fueron vistos por psicólogos en consulta, mientras en la misma área junto a las emergencias, pero de psiquiatría, 4,902 casos.
Sentido de pertenencia
Jeannette Taveras, psiquiatra del Departamento de Salud Mental del Centro de Diagnóstico Medicina Avanzada y Telemedicina (Cedimat), consideró que el entorno de la hospitalización, que ya tienen por sí mismo el factor de la enfermedad que genera malestar y angustia, es un ambiente propicio en el que se manifiestan afecciones en el estado de ánimo, como lo es la depresión.
De igual forma, la psiquiatra Anya Alcántara, gerente del Servicio de Psiquiatría del hospital Francisco Moscoso Puello, explicó que la depresión en pacientes que tienen una estadía crónica en los centros de salud se da porque estos pierden el sentido de pertenencia.
Estas situaciones representan un factor detonante de la depresión por el hecho de que los pacientes se encuentran fuera de su ambiente habitual por el delicado estado de salud, teniendo que aislarse, en ocasiones, de su familia y entorno social para ser sometidos a pruebas y estudios diagnósticos.
Patologías
De acuerdo con estas profesionales de la salud mental, este trastorno es más común en patologías o enfermedades terminales, tales como el cáncer, diabetes, hipertensión, dolor crónico y afecciones neurológicas como los eventos cerebrovasculares, epilepsia, demencia, así como en alteraciones neuroendocrinas y respiratorias.
Además, se presenta depresión cuando el diagnóstico dado a la persona afecta su vida productiva, por ejemplo, en reumatología, cuando se da algún diagnóstico de lupus, como son los sometidos a amputaciones y los del virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
“Los casos que suelen ser más retadores para los proveedores de salud mental son aquellos donde el paciente tiene un alto nivel de desesperanza que los lleva a entender que ya su vida no tiene propósito o que no vale la pena luchar por su bienestar”, destacó Taveras.
Tratamientos
Para poder asistir a un paciente con depresión, lo primero que debe hacer esta persona es admitir y reconocer que algo anda mal, luego conlleva un arduo trabajo ayudar a entender que es la depresión que no le permite ver más allá de su enfermedad, para que así pueda recobrar el deseo de vivir, que es vital para la sanación.
Dependiendo del diagnóstico médico, la depresión puede ser tratada con terapias, medicamentos antidepresivos o la combinación de ambos tratamientos.
Como parte de ese trabajo, el hospital Moscoso Puello empezó a implementar una terapia que no sólo incluye a los pacientes internos de las diferentes áreas, sino a sus familiares, especialmente aquellos que están afectados con el virus, llamando a esta última, la terapia de árbol.
En esta terapia se le da a los pacientes palabras de aliento y se les recuerda que no están solos.
Proyecto
— Terapia del árbol
La psicóloga Yris Ortiz contó con cierta emoción la satisfacción en la labor que realiza junto a otros colaboradores del Moscoso Puello dando apoyo a pacientes Covid-19.
*Por Yamer Javier